Por el Padre José E. Hoyos
Arlington Catholic Herald
28 de enero de 2010
Esta pregunta y reflexión que a continuación quiero compartir con ustedes no es nueva, ni es la primera vez que la hacemos o la hemos escuchado en otras personas. Me da tristeza y me lleno de sentimientos encontrados cuando escucho personas, predicadores y pastores de algunas iglesias evangélicas echándole la culpa a Dios.
Recientemente en el terremoto de Haití lo volví a escuchar. Donde un reconocido predicador internacional les decía a su congregación que el terremoto de Haití, era un castigo para el pueblo Haitiano. Que era una señal más del fin del mundo, que los tiempos Apocalípticos se acercan y que el rapto viene con sus garras maquiavélicas a llevarse al hombre a la eternidad. No atemoricemos más a nuestra gente con la Biblia, pues nuestro Dios es un Dios justo, compasivo y lleno de amor.
Las frases que escuchamos a menudo están fuera de contexto en nuestra perspectiva de la fe: “¿por qué Dios no evitó esto?” “No vuelvo a orar porque eso no sirve para nada” “Si yo soy bueno, por qué me pasa esto?” “Si siempre han vivido en la miseria, por qué más castigo?” etc. Nos cuesta entender que Dios no actúa contra nuestra libertad, aunque ella crea males insufribles.
Igual a lo que hace un padre con sus hijos mayores: les ruega que no salgan si hay peligro, pero no los amarra para evitarlo. De otra parte, debemos entender que la fe es un apoyo, no un seguro. Si fuera un seguro tendríamos una fe mágica que nos libra de todo solo porque oramos o somos buenos.
El hecho es que si de verdad vivimos nuestra fe (pocos lo hacen), ella es fuente de luz, paz y fortaleza. Y debemos aceptar que en esta vida compartimos bienes y males, seamos “buenos” o seamos “malos”. En las crisis y ante las penas se hacen patentes la riqueza interior o el abandono espiritual de las personas. Todos sufrimos lo indecible ante la muerte de un ser amado, pero sólo los que tienen un alma grande salen adelante.
Una fe firme y la amistad con Dios no son un seguro contra las penas, pero sí nos libran del desespero. Nos enojamos con Dios y nos alejamos de la Iglesia cuando algo fatal nos sucede, esta es una gran excusa para aceptar el designio de Dios. La triste realidad es que muchos a lo espiritual no le dedican sino migajas de su energía y su tiempo. Ojalá, investiguemos y sepamos leer el Apocalipsis como un libro de confianza y no de terror y miedo.
sábado, febrero 06, 2010
Los ideales son como las estrellas
Por el Padre José E. Hoyos
Arlington Catholic Herald
28 de enero de 2010
El amor de Jesucristo sobre la humanidad no sólo fue un ideal sino una obra concreta llena de amor. Cuando el cristiano tiene el ideal de vivir en paz con Dios, consigo mismo y con los demás, y persevera en la construcción de esa meta, logrará disfrutar, al ver que esa paz se irá construyendo de modo activo, día tras día. Entonces, será como una luz que ilumina en la oscuridad y mostrará el rumbo a los que se hallan extraviados por causa del odio, el enojo o la tristeza.
En una sociedad donde hay tanta violencia, donde las personas están tan sensibles y se alteran con tanta facilidad por cualquier desacuerdo o contradicción, son indispensables los cristianos pacificadores para transformar esta sociedad. Ellos son como un faro o un cielo estrellado, que, dentro de un mar tumultuoso, indican el rumbo nuevo que deben seguir los violentos y quienes no tienen serenidad: hacia el mar sereno del amor de Dios.
Nos corresponde a nosotros, los que creemos fielmente en Cristo, actuar como faros en medio de un mundo de tanta confusión. Todo el que vive sin Cristo y no tiene fe en su corazón está en tinieblas y navega en un mar de dudas e inquietud. Es Cristo la luz que alumbra el interior del ser humano. Revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no lo conocen: he ahí el programa fundamental que la Iglesia, desde la mañana de Pentecostés, ha asumido, como recibido de su fundador (Pablo VI, “Evangelii Nuntiandi” 5)
Al igual que el brillo de las estrellas, tú puedes, desde la fidelidad diaria a Dios y a la tarea asignada por Él, guiar a esos hermanos, para que encuentren, en Dios, el sentido de sus vidas y la calma que brota de las Sagradas Escrituras, donde se descubre el corazón de nuestro Salvador Jesucristo. Si tu ideal es conocer a Cristo sigue su mirada y déjate guiar por su palabra, su amor y su compasión, que estos ideales en nuestras vidas se hagan realidad cuando aumente en nosotros la paz, amor, esperanza y la fe.
En la auténtica espiritualidad es muy importante tener altos ideales como las estrellas en el cielo, igual de importante es la acción de buscar, de investigar y de preguntar porque refleja una actitud propia del ser humilde, siempre dispuesto a aprender y a mejorar. “Buscar a Dios como sublime ideal” es una expresión muy común en los profetas bíblicos, tal vez como lo leemos en Amos: “Buscadme a mí y viviréis, dice Dios” (5,4). Ser buscador es lo mismo que ser caminante, sin creer que ya se llegó a la meta, como lo hacen los orgullosos por más religiosos que se crean. Ojala todos vivamos en la constante búsqueda de una iluminación, que no pueden ofrecer tantos falsos maestros que hoy aprovechan un mercado religioso. Por eso nuestro ideal inmediato es: buscar la verdadera luz y saber buscar para no caer en el engaño.
Arlington Catholic Herald
28 de enero de 2010
El amor de Jesucristo sobre la humanidad no sólo fue un ideal sino una obra concreta llena de amor. Cuando el cristiano tiene el ideal de vivir en paz con Dios, consigo mismo y con los demás, y persevera en la construcción de esa meta, logrará disfrutar, al ver que esa paz se irá construyendo de modo activo, día tras día. Entonces, será como una luz que ilumina en la oscuridad y mostrará el rumbo a los que se hallan extraviados por causa del odio, el enojo o la tristeza.
En una sociedad donde hay tanta violencia, donde las personas están tan sensibles y se alteran con tanta facilidad por cualquier desacuerdo o contradicción, son indispensables los cristianos pacificadores para transformar esta sociedad. Ellos son como un faro o un cielo estrellado, que, dentro de un mar tumultuoso, indican el rumbo nuevo que deben seguir los violentos y quienes no tienen serenidad: hacia el mar sereno del amor de Dios.
Nos corresponde a nosotros, los que creemos fielmente en Cristo, actuar como faros en medio de un mundo de tanta confusión. Todo el que vive sin Cristo y no tiene fe en su corazón está en tinieblas y navega en un mar de dudas e inquietud. Es Cristo la luz que alumbra el interior del ser humano. Revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no lo conocen: he ahí el programa fundamental que la Iglesia, desde la mañana de Pentecostés, ha asumido, como recibido de su fundador (Pablo VI, “Evangelii Nuntiandi” 5)
Al igual que el brillo de las estrellas, tú puedes, desde la fidelidad diaria a Dios y a la tarea asignada por Él, guiar a esos hermanos, para que encuentren, en Dios, el sentido de sus vidas y la calma que brota de las Sagradas Escrituras, donde se descubre el corazón de nuestro Salvador Jesucristo. Si tu ideal es conocer a Cristo sigue su mirada y déjate guiar por su palabra, su amor y su compasión, que estos ideales en nuestras vidas se hagan realidad cuando aumente en nosotros la paz, amor, esperanza y la fe.
En la auténtica espiritualidad es muy importante tener altos ideales como las estrellas en el cielo, igual de importante es la acción de buscar, de investigar y de preguntar porque refleja una actitud propia del ser humilde, siempre dispuesto a aprender y a mejorar. “Buscar a Dios como sublime ideal” es una expresión muy común en los profetas bíblicos, tal vez como lo leemos en Amos: “Buscadme a mí y viviréis, dice Dios” (5,4). Ser buscador es lo mismo que ser caminante, sin creer que ya se llegó a la meta, como lo hacen los orgullosos por más religiosos que se crean. Ojala todos vivamos en la constante búsqueda de una iluminación, que no pueden ofrecer tantos falsos maestros que hoy aprovechan un mercado religioso. Por eso nuestro ideal inmediato es: buscar la verdadera luz y saber buscar para no caer en el engaño.
jueves, febrero 04, 2010
Un Año Sacerdotal lleno de bendiciones
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Gracias Benedicto XVI por recordar al mundo entero el 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars y aprovechar la oportunidad de declarar este año en honor de los sacerdotes.
En mi caso personal no solo me alegre de la noticia sino que le di gracias a Dios porque me dio la impresión de que era un regalo del cielo pues precisamente a unos pocos meses celebraría mis 25 años y bodas de plata sacerdotales. En realidad han sido años muy felices, de gran crecimiento espiritual no solo en lo personal sino para aquellas comunidades en los Estados Unidos y Latinoamérica donde en mis misiones, predicaciones, y evangelizaciones he podido llevar la palabra de Dios y la voz católica a mis hermanos y hermanas sedientos del amor de Dios.
Mi compromiso como la de mis hermanos sacerdotes es de ser llamados a ser otro Cristo y eso es posible a través de la oración, de nuestra entrega al prójimo, nuestra transparencia, honestidad, cumplimento del Evangelio, obediencia y respeto a la jerarquía eclesiástica pero sobretodo nuestro amor eterno a María Santísima.
El sacerdote hoy en día debe ser un agente de unidad, procurando no privilegiar un movimiento en detrimento de otro, creando un clima positivo de formación y evangelización centrado en el compromiso autentico, interesándose menos por lo económico y la comodidad personal y más por el crecimiento humano y transformación espiritual de la comunidad.
Los sacerdotes debemos ser agentes en su propia persona, tratando de que su hablar sea un reflejo fiel de su interioridad, que los efectos de nuestras acciones nazcan de la profundidad de nuestra amistad con Cristo, que ojala nuestro ejemplo sacerdotal contagie a los seminaristas para que en un futuro muy cercano sean buenos, santos y excelentes sacerdotes. Gracias a todos por que nos han adoptado este año con su paciencia, generosidad, amor y sobre todo con sus oraciones. ¡Que viva el Año Sacerdotal! Amen.
Gracias Benedicto XVI por recordar al mundo entero el 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars y aprovechar la oportunidad de declarar este año en honor de los sacerdotes.
En mi caso personal no solo me alegre de la noticia sino que le di gracias a Dios porque me dio la impresión de que era un regalo del cielo pues precisamente a unos pocos meses celebraría mis 25 años y bodas de plata sacerdotales. En realidad han sido años muy felices, de gran crecimiento espiritual no solo en lo personal sino para aquellas comunidades en los Estados Unidos y Latinoamérica donde en mis misiones, predicaciones, y evangelizaciones he podido llevar la palabra de Dios y la voz católica a mis hermanos y hermanas sedientos del amor de Dios.
Mi compromiso como la de mis hermanos sacerdotes es de ser llamados a ser otro Cristo y eso es posible a través de la oración, de nuestra entrega al prójimo, nuestra transparencia, honestidad, cumplimento del Evangelio, obediencia y respeto a la jerarquía eclesiástica pero sobretodo nuestro amor eterno a María Santísima.
El sacerdote hoy en día debe ser un agente de unidad, procurando no privilegiar un movimiento en detrimento de otro, creando un clima positivo de formación y evangelización centrado en el compromiso autentico, interesándose menos por lo económico y la comodidad personal y más por el crecimiento humano y transformación espiritual de la comunidad.
Los sacerdotes debemos ser agentes en su propia persona, tratando de que su hablar sea un reflejo fiel de su interioridad, que los efectos de nuestras acciones nazcan de la profundidad de nuestra amistad con Cristo, que ojala nuestro ejemplo sacerdotal contagie a los seminaristas para que en un futuro muy cercano sean buenos, santos y excelentes sacerdotes. Gracias a todos por que nos han adoptado este año con su paciencia, generosidad, amor y sobre todo con sus oraciones. ¡Que viva el Año Sacerdotal! Amen.
miércoles, febrero 03, 2010
Satanás En La Renovación Carismatica
por el Rev. José Eugenio Hoyos
Con casi 30 años que llevo en la Renovación Católica Carismática desde donde en este gran movimiento se reforzó mi vocación sacerdotal, me siento orgulloso y robustecido en mi fe por mi participación activa en este movimiento del Espíritu Santo tan esencial en nuestra Iglesia Católica. Son casi más de 20 años como Director Espiritual de la Renovación Católica en la Diócesis de Arlington; he visto su crecimiento en 24 grupos de oración bien establecidos y con una gran madurez espiritual. Contamos con un ministerio de sanación e imposición de manos, un ministerio de intercesión y un ministerio de liberación. Cada mes en nuestra diócesis tenemos 1 o 2 misas de sanación increíblemente con un lleno total de Iglesias de 1000 a 2000 personas.
Experimentamos una sed de Dios y una proclamación de que Cristo está vivo. Los testimonios de conversión y sanación son tantos que nos dejan atónitos, asombrados y nos llena de alegría en nuestro ministerio donde comprobamos que el tiempo de los milagros no ha terminado, continua y con más fuerza. Cristo no descansa pues su compasión con los enfermos y los débiles de corazón es inmensa.
Pero debemos los Carismáticos mantenernos en continua oración porque a la Renovación Carismática Satanás nos tiene muchas ganas nos acecha noche y día sobre todo a los servidores pues son sus victimas preferidas. El Diablo, el demonio, el enemigo, Satanás o don Sata como usted le quiera llamar es un “homicida desde el principio mentiroso y padre de la mentira”. (Jn 8, 44) y que engaña a los que se distraen. Nuestra forma de vivir de orar en los grupos o círculos de oración debe ser sin envidias, ni chismes, ni celos, ni ir buscando pareja, sin pereza debe ser de completa hermandad, de unidad, de perdón sin arrogancia y de aprender el uno del otro no se puede olvidar que en la Renovación Carismática por el bautismo del Espíritu Santo y desde el momento del seminario de vida en el espíritu ya somos criaturas nuevas donde existirá un discernimiento espiritual continuo”, que pertenece a Dios y que el Demonio lo quiere arrebatar no quiere desanimar confundir y lanzarnos de nuevo al mundo del pecado. No nos dejemos contaminar por Satanás. ¡Vivamos protegidos por la unción del Espíritu Santo! Amen..Amen..Amen.
Con casi 30 años que llevo en la Renovación Católica Carismática desde donde en este gran movimiento se reforzó mi vocación sacerdotal, me siento orgulloso y robustecido en mi fe por mi participación activa en este movimiento del Espíritu Santo tan esencial en nuestra Iglesia Católica. Son casi más de 20 años como Director Espiritual de la Renovación Católica en la Diócesis de Arlington; he visto su crecimiento en 24 grupos de oración bien establecidos y con una gran madurez espiritual. Contamos con un ministerio de sanación e imposición de manos, un ministerio de intercesión y un ministerio de liberación. Cada mes en nuestra diócesis tenemos 1 o 2 misas de sanación increíblemente con un lleno total de Iglesias de 1000 a 2000 personas.
Experimentamos una sed de Dios y una proclamación de que Cristo está vivo. Los testimonios de conversión y sanación son tantos que nos dejan atónitos, asombrados y nos llena de alegría en nuestro ministerio donde comprobamos que el tiempo de los milagros no ha terminado, continua y con más fuerza. Cristo no descansa pues su compasión con los enfermos y los débiles de corazón es inmensa.
Pero debemos los Carismáticos mantenernos en continua oración porque a la Renovación Carismática Satanás nos tiene muchas ganas nos acecha noche y día sobre todo a los servidores pues son sus victimas preferidas. El Diablo, el demonio, el enemigo, Satanás o don Sata como usted le quiera llamar es un “homicida desde el principio mentiroso y padre de la mentira”. (Jn 8, 44) y que engaña a los que se distraen. Nuestra forma de vivir de orar en los grupos o círculos de oración debe ser sin envidias, ni chismes, ni celos, ni ir buscando pareja, sin pereza debe ser de completa hermandad, de unidad, de perdón sin arrogancia y de aprender el uno del otro no se puede olvidar que en la Renovación Carismática por el bautismo del Espíritu Santo y desde el momento del seminario de vida en el espíritu ya somos criaturas nuevas donde existirá un discernimiento espiritual continuo”, que pertenece a Dios y que el Demonio lo quiere arrebatar no quiere desanimar confundir y lanzarnos de nuevo al mundo del pecado. No nos dejemos contaminar por Satanás. ¡Vivamos protegidos por la unción del Espíritu Santo! Amen..Amen..Amen.
martes, febrero 02, 2010
No Debemos Cansarnos De Sembrar
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
18 de febrero de 2010
Como verdaderos evangelizadores cristianos, no podemos cansarnos de sembrar. Cuando hablamos de sembrar, debemos enfocarnos en las semillas espirituales que Dios ha regalado y puesto en nuestras manos. Son las semillas más valiosas y preciosas dadas por el Creador con mucho amor. En la parábola del Sembrador en el capitulo 4 de San Marcos, podemos notar cuatro tipos de tierra, cuatro tipos de corazones. En primer lugar, una parte de ‘las semillas cayeron junto al camino, y vinieron las aves del cielo y se las comieron. En Marcos 4:15, Cristo nos dice: “y estos son los de junto al camino: en quienes se siembre la palabra, pero después viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones”. A lo mejor, se refería a una senda entre las cosechas que fue usada para atravesar los cultivos sin hacer daño. Era una tierra dura, y simboliza el corazón duro. Es difícil para la semilla penetrar tal superficie. Entonces, viene el enemigo y quita la palabra sembrada del corazón. Tales personas oyen el sonido del mensaje y quizás entienden el significado de las palabras en la superficie, pero no dejan que se les penetre en el fondo de su ser donde pudiera brotar la plena comprensión del Evangelio. “Yo les he entregado esta tierra: ¡adelante, tomen posesión de ella!”El Señor juro que se la daría a los antepasados de ustedes, es decir, a Abraham, Isaac y a sus descendientes (Dev. 1:8)
La tierra nos fue dada y nosotros debemos trabajarla, Dios hace su parte esperando que nosotros avancemos, que nosotros tomemos posesión para que la sembremos. Dios nos entrega los hijos para que nosotros trabajemos en ellos porque son una tierra muy fértil. A veces creemos que el éxito esta en la fama y la fortuna no es así, el éxito es saber sembrar valores en los hijos en el hogar y en la sociedad. El éxito esta en la manos de la persona que nunca se cansa de ser feliz o hacer feliz a los demás, el éxito es la persona que ha respetado a los hombres y a la naturaleza y ha sabido ver lo bueno en todo y en todos. El exitoso es el que nunca se cansa de sembrar la semilla del amor, la fe y la esperanza en el corazón de las personas.
Arlington Catholic Herald
18 de febrero de 2010
Como verdaderos evangelizadores cristianos, no podemos cansarnos de sembrar. Cuando hablamos de sembrar, debemos enfocarnos en las semillas espirituales que Dios ha regalado y puesto en nuestras manos. Son las semillas más valiosas y preciosas dadas por el Creador con mucho amor. En la parábola del Sembrador en el capitulo 4 de San Marcos, podemos notar cuatro tipos de tierra, cuatro tipos de corazones. En primer lugar, una parte de ‘las semillas cayeron junto al camino, y vinieron las aves del cielo y se las comieron. En Marcos 4:15, Cristo nos dice: “y estos son los de junto al camino: en quienes se siembre la palabra, pero después viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones”. A lo mejor, se refería a una senda entre las cosechas que fue usada para atravesar los cultivos sin hacer daño. Era una tierra dura, y simboliza el corazón duro. Es difícil para la semilla penetrar tal superficie. Entonces, viene el enemigo y quita la palabra sembrada del corazón. Tales personas oyen el sonido del mensaje y quizás entienden el significado de las palabras en la superficie, pero no dejan que se les penetre en el fondo de su ser donde pudiera brotar la plena comprensión del Evangelio. “Yo les he entregado esta tierra: ¡adelante, tomen posesión de ella!”El Señor juro que se la daría a los antepasados de ustedes, es decir, a Abraham, Isaac y a sus descendientes (Dev. 1:8)
La tierra nos fue dada y nosotros debemos trabajarla, Dios hace su parte esperando que nosotros avancemos, que nosotros tomemos posesión para que la sembremos. Dios nos entrega los hijos para que nosotros trabajemos en ellos porque son una tierra muy fértil. A veces creemos que el éxito esta en la fama y la fortuna no es así, el éxito es saber sembrar valores en los hijos en el hogar y en la sociedad. El éxito esta en la manos de la persona que nunca se cansa de ser feliz o hacer feliz a los demás, el éxito es la persona que ha respetado a los hombres y a la naturaleza y ha sabido ver lo bueno en todo y en todos. El exitoso es el que nunca se cansa de sembrar la semilla del amor, la fe y la esperanza en el corazón de las personas.
lunes, febrero 01, 2010
Hugo Chavez Necesita Un Exorcismo Y Liberación
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Son tantas las atrocidades, descabelladas, violación a los derecho humanos, insultos, censuras a la iglesia, irrespeto a Dios, cambio de las sagradas escrituras, incluyendo un dialecto cristiano que no existe como decir cristos y cristas, Nuestro querido y tan recordado en nuestras plegarias, oraciones, ayunos, horas santas. ¿Don Hugo Chávez necesita en realidad un serio exorcismo?
Es una lastima que como sacerdote yo no lo pueda hacer pero me dispongo a ofrecerme a una liberación. Cuando Hugo Chávez que es según el la reencarnación de Simon Bolívar, (tenido en cuenta que los Católicos no creemos en la reencarnación) pero si en la liberación y la intercesión, esta seria la solución a una parte de alivio a los problemas de Venezuela. Hugo Chávez habla de una liberación pero liberación del imperio Americano, del imperio Yanqui etc. Pero no mas bien unámonos en oración para pedir por la libración de un nuevo Chávez, un Chávez liberado de tanta palabrería y discursos interminables donde el respeto a la propiedad privada se note, donde las personas puedan salir a las calles y libremente puedan expresar sus pensamientos, que haya liberación Bolivariana en los supermercados y la gente se pueda abastecer de los alimentos económicos de la canasta familiar. Que libere el miedo de las personas que viven en la frontera con Colombia y retire los tanques de guerra que se encuentran cerca de la Guajira.
Cuando estuvo en la ONU dijo que olía a azufre que el demonio acababa de estar allí, por favor señores si todavía olía a azufre quería decir que el mismo Chávez lo trajo y que en realidad cuando mueve su cola y sus cachos hay represión, tiranía y descontento de un pueblo que sufre. Que ojala esa mancha de petróleo que destruye la ecología democrática de Latino America sea exorcizada por un pueblo que desorientado y dividido vive las consecuencias Oremos por la conversión de nuestros gobernantes.
Son tantas las atrocidades, descabelladas, violación a los derecho humanos, insultos, censuras a la iglesia, irrespeto a Dios, cambio de las sagradas escrituras, incluyendo un dialecto cristiano que no existe como decir cristos y cristas, Nuestro querido y tan recordado en nuestras plegarias, oraciones, ayunos, horas santas. ¿Don Hugo Chávez necesita en realidad un serio exorcismo?
Es una lastima que como sacerdote yo no lo pueda hacer pero me dispongo a ofrecerme a una liberación. Cuando Hugo Chávez que es según el la reencarnación de Simon Bolívar, (tenido en cuenta que los Católicos no creemos en la reencarnación) pero si en la liberación y la intercesión, esta seria la solución a una parte de alivio a los problemas de Venezuela. Hugo Chávez habla de una liberación pero liberación del imperio Americano, del imperio Yanqui etc. Pero no mas bien unámonos en oración para pedir por la libración de un nuevo Chávez, un Chávez liberado de tanta palabrería y discursos interminables donde el respeto a la propiedad privada se note, donde las personas puedan salir a las calles y libremente puedan expresar sus pensamientos, que haya liberación Bolivariana en los supermercados y la gente se pueda abastecer de los alimentos económicos de la canasta familiar. Que libere el miedo de las personas que viven en la frontera con Colombia y retire los tanques de guerra que se encuentran cerca de la Guajira.
Cuando estuvo en la ONU dijo que olía a azufre que el demonio acababa de estar allí, por favor señores si todavía olía a azufre quería decir que el mismo Chávez lo trajo y que en realidad cuando mueve su cola y sus cachos hay represión, tiranía y descontento de un pueblo que sufre. Que ojala esa mancha de petróleo que destruye la ecología democrática de Latino America sea exorcizada por un pueblo que desorientado y dividido vive las consecuencias Oremos por la conversión de nuestros gobernantes.
Nuestro mundo muere por falta de amor
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Últimamente hemos tenido grandes nevadas, terremotos, huracanes, sequías y el fenómeno del Niño sigue haciendo estragos en algunos países en Latinoamérica. Todo esto nos tiene preocupados y el hombre parece totalmente indiferente ante estos cambios climáticos. Si hablamos dentro del plano social, ni que hablar. Una economía en crisis, violencia y crimen por doquier. Si, hay que ser claros, e identificar cuanto antes los problemas que nos agobian.
Vivimos en un mundo que muere por falta de amor, por estar sumergidos en corrupción, mentiras y promesas politiqueras y proselitistas, asfixiados por diversas tendencias como el comunismo, nuevo socialismo, el relativismo moral, la búsqueda constante de placer, poder y tener, que afectan a millones de personas. ¡Hay muchas falsas respuestas! Somos concientes de que muchas personas quieren ser verdaderamente felices y quienes por gracia de Dios ya hemos encontrado la respuesta, la verdadera respuesta: Cristo Jesús. Es por eso que nuestra obligación como cristianos antes de que nos gane el Islam y los musulmanes es anunciar a un Cristo vivo y resucitado.
Al anunciar a Cristo como única solución a nuestros problemas y para que renazca de nuevo el amor entre los hombres es una tarea de todos y para todos. Compartamos con alegría ese gran tesoro antes de que sea demasiado tarde y nuestro mundo haya desaparecido por el tsunami del desamor y la falta de solidaridad en el mundo.
Dios quiere que demos frutos y en abundancia. Ese “prender fuego de amor al mundo entero” nos habla de hablar de Cristo con urgencia, de la radicalidad de nuestra decisión y también el frió y muerte que reinan en muchos lugares del mundo y en los corazones humanos. No dejemos que el mundo se muera por falta de amor. ¡Hagamos algo!
Últimamente hemos tenido grandes nevadas, terremotos, huracanes, sequías y el fenómeno del Niño sigue haciendo estragos en algunos países en Latinoamérica. Todo esto nos tiene preocupados y el hombre parece totalmente indiferente ante estos cambios climáticos. Si hablamos dentro del plano social, ni que hablar. Una economía en crisis, violencia y crimen por doquier. Si, hay que ser claros, e identificar cuanto antes los problemas que nos agobian.
Vivimos en un mundo que muere por falta de amor, por estar sumergidos en corrupción, mentiras y promesas politiqueras y proselitistas, asfixiados por diversas tendencias como el comunismo, nuevo socialismo, el relativismo moral, la búsqueda constante de placer, poder y tener, que afectan a millones de personas. ¡Hay muchas falsas respuestas! Somos concientes de que muchas personas quieren ser verdaderamente felices y quienes por gracia de Dios ya hemos encontrado la respuesta, la verdadera respuesta: Cristo Jesús. Es por eso que nuestra obligación como cristianos antes de que nos gane el Islam y los musulmanes es anunciar a un Cristo vivo y resucitado.
Al anunciar a Cristo como única solución a nuestros problemas y para que renazca de nuevo el amor entre los hombres es una tarea de todos y para todos. Compartamos con alegría ese gran tesoro antes de que sea demasiado tarde y nuestro mundo haya desaparecido por el tsunami del desamor y la falta de solidaridad en el mundo.
Dios quiere que demos frutos y en abundancia. Ese “prender fuego de amor al mundo entero” nos habla de hablar de Cristo con urgencia, de la radicalidad de nuestra decisión y también el frió y muerte que reinan en muchos lugares del mundo y en los corazones humanos. No dejemos que el mundo se muera por falta de amor. ¡Hagamos algo!
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