Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Últimamente hemos tenido grandes nevadas, terremotos, huracanes, sequías y el fenómeno del Niño sigue haciendo estragos en algunos países en Latinoamérica. Todo esto nos tiene preocupados y el hombre parece totalmente indiferente ante estos cambios climáticos. Si hablamos dentro del plano social, ni que hablar. Una economía en crisis, violencia y crimen por doquier. Si, hay que ser claros, e identificar cuanto antes los problemas que nos agobian.
Vivimos en un mundo que muere por falta de amor, por estar sumergidos en corrupción, mentiras y promesas politiqueras y proselitistas, asfixiados por diversas tendencias como el comunismo, nuevo socialismo, el relativismo moral, la búsqueda constante de placer, poder y tener, que afectan a millones de personas. ¡Hay muchas falsas respuestas! Somos concientes de que muchas personas quieren ser verdaderamente felices y quienes por gracia de Dios ya hemos encontrado la respuesta, la verdadera respuesta: Cristo Jesús. Es por eso que nuestra obligación como cristianos antes de que nos gane el Islam y los musulmanes es anunciar a un Cristo vivo y resucitado.
Al anunciar a Cristo como única solución a nuestros problemas y para que renazca de nuevo el amor entre los hombres es una tarea de todos y para todos. Compartamos con alegría ese gran tesoro antes de que sea demasiado tarde y nuestro mundo haya desaparecido por el tsunami del desamor y la falta de solidaridad en el mundo.
Dios quiere que demos frutos y en abundancia. Ese “prender fuego de amor al mundo entero” nos habla de hablar de Cristo con urgencia, de la radicalidad de nuestra decisión y también el frió y muerte que reinan en muchos lugares del mundo y en los corazones humanos. No dejemos que el mundo se muera por falta de amor. ¡Hagamos algo!
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