viernes, diciembre 11, 2009

¿Por qué son importantes los alumbrados y luces Navideñas?

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Con un gran despliegue y colorido de luces hemos empezado disfrutar desde finales de noviembre anunciando que van a comenzar las fiestas Navideñas y que empezó a avanzar el Tiempo de Adviento. La pregunta que cada año nos hacemos es: ¿Para que tanto derroche de energía y de luces? Y la respuesta es pues ni más ni menos que para anunciar con todo bombo que en este tiempo nos estaremos preparando para recibir al hijo de Dios, al ser humano más importante de la historia: Cristo Jesús, el Salvador. Cuando llega un presidente o una celebridad los países preparan, limpian y engalanan las ciudades. ¿Porque no preparar con luces la llegada del dueño y dador de vida? Grandes ciudades iluminan las calles, los edificios, los almacenes y las vendas.

Hay festival y concurso de alumbrados navideños en muchas ciudades del mundo. Por ejemplo, en Cali y en Medellín, Colombia, en una de las grandes avenidas de la ciudad en esta época del año, miles y miles de visitantes llegan a disfrutar con sus familias este tradicional y tan esperado acontecimiento. Es por eso que cada antejardín, cada hogar y cada corazón deben estar iluminados por la luz principal que es Nuestro Señor Jesucristo.

En este tiempo de luces, regalos, oración, visita a amigos y obras de caridad es importante recordar que solo Jesús es el único que nos brinda luz de esperanza en nuestras vidas en nuestros problemas y en nuestras enfermedades.

Cristo es la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre de Dios (Jn 1, 9). Jesucristo dice: “Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en tinieblas, tendrá la luz de la vida.” (Jn 8, 12) Es por eso que en este tiempo de espera prendemos una luz para atestiguar la llegada de Cristo.

Fotos: Luces Navideñas en Colombia y Estados Unidos

jueves, diciembre 10, 2009

Pesebres Y Nacimientos Con Sabor Multicultural

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
17 de diciembre de 2009

Cada año en las instalaciones del Apostolado Hispano de la Diócesis de Arlington cientos de feligreses tienen la oportunidad de disfrutar la colección de nacimientos navideños desde el 6 de Diciembre al 9 de Enero. Aproximadamente son 400 nacimientos pero no todos se exhiben pues cada año hay de 3 a 4 nuevas adquisiciones de pesebres. Empezamos a coleccionarlos hace más de 25 años desde Colombia hasta nuestra llegada a los Estados Unidos y fue con el objetivo de rescatar a la Navidad del capitalismo y el consumismo que estaba desplazando aceleradamente el nacimiento del niño Dios. Muchos de los pesebres han sido donados por familias que han tenido oportunidad de viajar a diferentes lugares de Centroamérica, El Caribe, Suramérica o Europa. Esta es una colección diocesana donde cada persona ha hecho un gran aporte. Los orígenes de esta costumbre se remonta al siglo 13 por iniciativa de San Francisco de Asís. Mientras oraba en la ermita de Greccio, Italia en la Navidad del año 1223, tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio de Jesús en Belén. Construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajó un buey y un asno de los campesinos del lugar, invitó a un pequeño grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores. La hermosa idea se propagó por toda Italia, luego a España y el resto de la Europa Católica, y con los años se hizo popular en los países latinoamericanos. Cada pesebre representa las costumbres y culturas de cada país. Por ejemplo este año hemos destacado los nacimientos hechos a manos de mujeres artesanas Colombianas y los indígenas de las Tribus Arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta Con el fin de mostrar que hasta en los lugares más lejanos del planeta, allí también se está representando esa luz de fe que es Cristo. Otros pesebres muestran el arte y la laboriosidad y creatividad imaginaria y artística de nuestra gente.













miércoles, diciembre 09, 2009

¿Nacerá en Navidad un niño desnutrido y sin esperanza?

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
11 de diciembre de 2009

Todos los años con gran alegría nos preparamos para recibir en esta época del año al niño Dios o al Emanuel: Dios entre nosotros. Pero sería muy importante que en este tiempo de movimiento religioso, de solidaridad y de mensajes de paz y armonía pensáramos en la situación de pobreza y de abandono que viven miles y millones de niños en el mundo entero. El niño Dios al que le rendimos homenaje este año tiene otra cara mientras media humanidad siga viviendo en la pobreza absoluta.


Según el informe desgarrador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un tercio de los niños en los países en vía de desarrollo no reciben suficientes alimentos. Escandalosamente un total de 150 millones de niños, señala el estudio, pueden ser definidos como desnutridos. Hasta en los países más ricos del mundo la pobreza infantil ha incrementado.

La privación económica y la explotación fuerzan hasta a 250 millones de niños al trabajo, de ellos 73 millones son menores de 10 años. 8,4 millones de niños están atrapados a la esclavitud, la pornografía y otras actividades ilícitas. 1,2 millones de niños han sido objeto de tráfico. 3 millones de niños y niñas menores de cinco años mueren al año por factores medioambientales de riesgo. De esos tres, 1.3 millones lo hacen a causa de la falta de agua limpia, saneamiento e higiene. Este grupo de edad supone apenas un 124 de la población mundial, pero sufre el 40% de las afecciones causadas por la degradación del entorno, según el informe elaborado por la OMS.

Es por eso que debemos invertir más en programas sociales que beneficien a nuestra infancia. Anteriormente celebrábamos nuestra navidad con un niño blanco, gordito, saludable, y envuelto en pañales limpios. Hoy desafortunadamente nacerán niños en esta Navidad sin pañales, sin agua potable, desnutridos, sin esperanza de vivir.

No se nos extrañe que ese niño Dios tendrá la cara de un niño sucio, con ropas rotas y desgastadas de un padre inmigrante y sin trabajo, con una madre con tuberculosis y viviendo posiblemente debajo del puente de una gran ciudad. No dejemos que esto suceda, actuemos hoy, invirtamos y patrocinemos a un niño con nuestra caridad y amor llevarles una sonrisa a los niños que más lo necesitan.

Foto: ‘Hapag ng Pagasa’ (Mesa de la Esperanza) por el pintor filipino Joselito Velasco

lunes, diciembre 07, 2009

Unamos Nuestras Voces A La Melodía De Dios

Rev. José Eugenio Hoyos

Ya empezamos a escuchar en este tiempo de adviento canciones y melodías que nos recuerdan que ya se acerca la Navidad. Desde el día de acción de gracias muchas emisoras del área tanto en Ingles como en español empezamos a escuchar los famosos villancicos.

Sería hermoso que miles de voces nos uniéramos para cantarle al niño Dios a ese Mesías tan esperado a El Salvador del Mundo. Fuera interesante que todos los coros en los diferentes continentes en este tiempo de crisis económica y religiosa nos unieramos en alabanza pidiendo por la paz, no a la guerra, no más tropas a Afganistán; sería una gran oportunidad unirnos en solidaridad por los que padecen de hambre, los enfermos del SIDA y lógico por la causa y la lucha de mis hermanos inmigrantes.

Ojalá esta Navidad tenga una celebración con sentido social sino Jesús nacerá triste y sin esperanza ¿Nuestra forma de prepararnos estará acorde con las notas musicales o el plan de Dios para contigo? Es una pregunta que en este tiempo de preparación vale la pena que nos la hagamos, pues a menudo estarás tocando melodías que no obedecen al plan originario de Dios en tu vida, y por lo tanto estarás perdiendo el precioso reglo del tiempo que el mismo Señor te hace, porque hay veces en que tú tratas de tocar los acordes de tu vida e impides al salvador del Mundo que haga una música hermosa contigo y desde ti.

Igual que el obstinado organista, quita las manos de las teclas con renuencia. Como pueblo de Dios eres y somos creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano (Efesios 2:10). Pero tu vida no producirá una música hermosa a menos que le dejes obrar a través de ti. Dios tiene una sinfonía escrita para tu vida. Déjale que haga su voluntad en ti. Únete a la gran serenata mundial en honor del nacimiento del Redentor del Mundo, Él te traerá paz y esperanza.



Foto: Celebrando Las Posadas en Nueva York