Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
13 de agosto de 2010
El ser humano por excelencia es curioso, por eso las revistas y noticias de los ricos y famosos son las más leídas.
Una de las preguntas que con razón nos podemos hacer hoy en día cuando nos quejamos y sentimos de verdad la presión de la crisis económica es: ¿Cómo estará afectando la economía a los millonarios? Sobre todo le habrá afectado a Bill Gates, Warren o Buffet o a Carlos Slim los bolsillos y las finanzas? No creo; pues siempre cuando hay una depresión o crisis económica son los pobres los que sufren las consecuencias y a los que les toca trabajar como esclavos para recuperar el déficit (¡increíble!).
Hoy en mi reflexión no hablaré ni de Gates, ni de Buffet, pero sí del mexicano Carlos Slim; quien a pesar de la crisis económica ha dejado de ser el hombre más rico de Latinoamérica para convertirse en el segundo hombre más rico del planeta. Muchos hispanos y norteamericanos ya saben que cuando comen, cuando hablan por teléfono, cuando fuman, ven televisión o leen una revista, cuando van a una farmacia o a un banco, cuando se visten de Sacks Fifth Avenue, cuando usan el celular o el Internet, le están dando dinero a Slim. Y así lo están haciendo cada vez más rico.
Algo muy interesante es que este afortunado hombre no anda en carros lujosos. Cuando llega a un lugar, maneja él mismo un auto de penúltimo modelo. Se viste sin elegancia alguna. Ni siquiera tiene sastre, porque le gusta caminar y mirar las tiendas, y si hay algo que le gusta, se lo compra.
Su casa en México por fuera es imponente, pero por dentro es muy sencilla. Desde que tenía 12 años realizó sus primeras inversiones. Es interesante decir que Carlos Slim es “un hijo de la Revolución Mexicana” que terminó con la vieja aristocracia y permitió la emergencia de todo tipo de personas nuevas sin ningún linaje. Después de la Revolución, cualquier persona con esfuerzo e inteligencia pudo llegar muy arriba, él habla como sino fuera rico.
Su pasión es el futbol, ahora está apoyando a los Pumas de la Unam, el equipo al que amó desde su juventud. Pero a pesar de sus grandes fortunas estos magnates: Bill Gates, Warren Buffet y Carlos Slim no son los más ricos del planeta. Pues lo más ricos son aquellas personas sencillas, comunes y corrientes, que con lo poco que tienen son felices y gozan la vida minuto a minuto. Y sobre todo por que están enriquecidos con el poder de Cristo Jesús.
Washington Hispanic
13 de agosto de 2010
El ser humano por excelencia es curioso, por eso las revistas y noticias de los ricos y famosos son las más leídas.
Una de las preguntas que con razón nos podemos hacer hoy en día cuando nos quejamos y sentimos de verdad la presión de la crisis económica es: ¿Cómo estará afectando la economía a los millonarios? Sobre todo le habrá afectado a Bill Gates, Warren o Buffet o a Carlos Slim los bolsillos y las finanzas? No creo; pues siempre cuando hay una depresión o crisis económica son los pobres los que sufren las consecuencias y a los que les toca trabajar como esclavos para recuperar el déficit (¡increíble!).
Hoy en mi reflexión no hablaré ni de Gates, ni de Buffet, pero sí del mexicano Carlos Slim; quien a pesar de la crisis económica ha dejado de ser el hombre más rico de Latinoamérica para convertirse en el segundo hombre más rico del planeta. Muchos hispanos y norteamericanos ya saben que cuando comen, cuando hablan por teléfono, cuando fuman, ven televisión o leen una revista, cuando van a una farmacia o a un banco, cuando se visten de Sacks Fifth Avenue, cuando usan el celular o el Internet, le están dando dinero a Slim. Y así lo están haciendo cada vez más rico.
Algo muy interesante es que este afortunado hombre no anda en carros lujosos. Cuando llega a un lugar, maneja él mismo un auto de penúltimo modelo. Se viste sin elegancia alguna. Ni siquiera tiene sastre, porque le gusta caminar y mirar las tiendas, y si hay algo que le gusta, se lo compra.
Su casa en México por fuera es imponente, pero por dentro es muy sencilla. Desde que tenía 12 años realizó sus primeras inversiones. Es interesante decir que Carlos Slim es “un hijo de la Revolución Mexicana” que terminó con la vieja aristocracia y permitió la emergencia de todo tipo de personas nuevas sin ningún linaje. Después de la Revolución, cualquier persona con esfuerzo e inteligencia pudo llegar muy arriba, él habla como sino fuera rico.
Su pasión es el futbol, ahora está apoyando a los Pumas de la Unam, el equipo al que amó desde su juventud. Pero a pesar de sus grandes fortunas estos magnates: Bill Gates, Warren Buffet y Carlos Slim no son los más ricos del planeta. Pues lo más ricos son aquellas personas sencillas, comunes y corrientes, que con lo poco que tienen son felices y gozan la vida minuto a minuto. Y sobre todo por que están enriquecidos con el poder de Cristo Jesús.