Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Cada persona que contemplamos o el ser humano con que nos toca relacionarnos es un mundo para descubrir. No sabemos lo que lleva dentro de su mente, solo vemos sus cuerpos y las expresiones de sus rostros.
Pero si exploráramos un poco mas descubriríamos que cada individuo es un mundo lleno de sorpresas, de alegrías, de tristezas, gozos, esperanzas, luchas, dificultades, triunfos, fracasos, sufrimiento, dolor, stress y lleno de muchos proyectos por cumplir. Caminamos por la vida marcada por un pasado, por una circunstancia, por un hecho que nos toco vivir.
“Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia. El Señor ve el corazón.” (1 Samuel 16: 7). La película “The Mask” (La Mascara) esta basada en una historia de la vida real. Es la historia de Rocky Dennis, un joven de dieciséis años que padecía de una enfermedad rara que hacia que los huesos de su cara crecieran mas de los debido. Como resultado, la cara de Rocky estaba horriblemente deformada. Pero el nunca se tuvo lastima ni se dejo llevar por la ira. En vez de eso acepto su apariencia como era en realidad. Un día Rocky y algunos de sus amigos visitaban un parque de diversiones y entraron en la “casa de los espejos.” Todos reían ya que sus caras y sus cuerpos se veían muy distorsiono. De repente Rocky vio algo que lo dejo atónito. Un espejo distorsionado tanto su cara deformada que la hacia aparecer como si fuera normal. En ese espejo Rocky se veía extremadamente atractivo. Por primera vez los amigos de Rocky lo vieron como era en su interior: una bellísima persona.
El hombre juzga por lo que ve y lo que ve muchas veces no es lo cierto, no es la realidad; es la consecuencia de algo que no queremos ver o simplemente no conocemos, el dolor que lleva adentro aquella persona y la hace actuar de tal o cual manera.
A veces miro al mundo como un teatro y a las personas como grandes actores, hay que fingir lo que no somos, hay que aparentar lo que no tenemos, hay que reír aun que por dentro lloramos, todo esta bien aunque estemos destrozados, todo esto lo hacemos porque queremos ser aceptados ¿hasta cuando vamos a dejar de actuar para ser nosotros mismos? ¡Que irónica es la vida! hay que busca a quien puede liberar, no mira las apariencias y no rechaza a nadie: Jesucristo.
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