Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Ya no me sorprende ver cada día personas que lo han tenido todo en la vida y ahora se encuentran en la miseria o desamparadas.
Esto les ha pasado a familias de ancestro y de gran prestigio que por generaciones han amasado grandes fortunas y por malas inversiones o situaciones de conflictos familiares han quedado en la ruina.
Igualmente también hemos encontrado personas que no tenían absolutamente nada y con pasión, esfuerzo y sacrificio sacaron pequeñas empresas familiares de la nada y ahora son grandes empresas con un futuro internacional exitoso.
Y que decir de aquellos hermanos(as) inmigrantes que llegaron a los Estados Unidos con los bolsillos vacíos, con 5 dólares y aprovecharon la oportunidad de ganarle al sistema norteamericano y ahora son personas dueños de grandes negocios, restaurantes y reconocidas empresas. Cuando tenemos fe en Dios le dejamos nuestros proyectos en sus manos y le metemos ganas; todo es posible y esos sueños se convierten en realidades.
Marlon Brando dice: “pude haber tenido clase, pude haber sido un campeón, pude haber sido alguien, en lugar de ser un vago, que es lo que soy”. Hay una historia muy conmovedora que ha sobrevivido durante siglos. Se trata de Pietri Bandinelli, un joven muy atractivo de ojos claros y rostro bondadoso. Leonardo da Vinci lo escogió para que posara como Jesús para el mural en la Ultima Cena. Años después Leonardo todavía no había terminado la pintura. Un día sintió que el espíritu lo llevaba a los barrios más pobres de Milán en busca de alguien que sirviese de modelo para pintar a Judas. Luego de buscar más de una hora, encontré al hombre perfecto. Sus ojos estaban nublados y su rostro era muy duro. Leonardo le pregunto: “¿Nos hemos conocido anteriormente?”. El hombre respondió: “si, yo fui el que sirvió de modelo para Jesús, pero mi vida ha cambiado mucho desde ese entonces”. Y yo estoy seguro que como este caso son muchos los ejemplos que cada día nos toca conocer; sorpresas nos da la vida”.
La vida esta llena de sorpresas pero está en nuestras manos evitar que nuestra realidad financiera sea una de ellas. ¿No lo creen así? Por eso, seamos siempre sencillos y tratemos por igual a todos. Como Dios nuestro Padre trata a sus hijos. El mañana no lo sabemos.
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