El mundo cristiano sigue celebrando y recordando los acontecimientos vividos en la semana mayor de la Iglesia Católica.
Todavía llevamos en nuestras mentes unos días verdaderamente
santos que nos invitaron a la reflexión y a acercarnos más a Cristo.
La celebración del Jueves Santo con el lavatorio de los pies
tuvo un sentido solidario y lleno de mucha fe, por ejemplo en la Diócesis de
Arlington en la Iglesia de San James en Falls Church se hizo un llamado a la
comunidad para apoyar una reforma migratoria, se escogió a 12 padres de familia
indocumentados que después del lavatorio de pies, los padres hicieron lo mismo
a sus hijos.
El viernes Santo como ya es tradicional participamos en el Viacrucis en vivo por las calles de Culmore en Virginia, con una multitudinaria procesión organizada por la Iglesia de San Antonio de Padua. Después de un gran recorrido miles de participantes pudieron ver en vivo la crucifixión de Cristo.
El día sábado hubo una ceremonia especial en la Vigilia
Pascual donde cientos de personas
hicieron promesas dentro de la Iglesia Católica comprometiéndose con los
Sacramentos.
El Domingo de Resurrección la Iglesia se vistió de fiesta para celebrar
la gran Pascua, se celebró el día más importante para todos los Cristianos
“Cristo Resucitado ya no morirá jamás”.
Quedo atrás la cruz, el dolor, la duda y la vacilación ya que todos los interrogantes y cuestionamientos han sido respondidos de manera transparente y clara, cuando María Magdalena encuentra la Tumba Vacía.
¡Aleluya!. ¡Aleluya! y la Iglesia con Cristo ha Resucitado.