viernes, mayo 29, 2009

Padre Alberto Cutie Y Su Amante

Rev. José Eugenio Hoyos

Antes de que finalicé la telenovela dirigida, escrita y personificada por su mismo autor el Telepadre, teleshow, telecelibato y teleconfusio Padre Alberto Cutié, seria muy interezante cuestionarnos sobre los valores cristianos y morales de su acompañante. En una de las entrevistas de el Padre Alberto en Univisión defina a su compañera como una persona muy religiosa, espiritual y llena de talentos.

Mi pregunta es: Si es tan religiosa y espiritual, ¿porque no mantuvo distancia como feligreses ante su pastor? ¿Por qué si es tan espiritual no miró al sacerdote como un representante de Cristo en la tierra y no como el hombre carnal? Iba a la iglesia a tener un contacto personal con Cristo o un contacto sexual con el sacerdote? Si ella se dio cuenta que el Padre Cutié tenía tentaciones y debilidades, ¿porque no le ayudó a través de la oración y del acompañamiento fraterno a centrarse en su compromiso sacerdotal, a la fidelidad de los votos adquiridos el día de su ordenación?

¿Porque si es tan rica religiosamente no se sentó con él y vio el video de su ordenación, reflexionaron juntos. Sobre la felicidad de un sacerdote de participar en los sacramentos de tantos niños bautizados que han hecho la primera comunión y en la cantidad de parejas que han recibido el sacramento del matrimonio, ¿ no se sintieran ahora defraudados?

No se puede ignorar que ha habido varios errores. Es una mujer divorciada, tiene un hijo adolescente al escándalo sin importar lo que dicen las Sagradas Escrituras y ahora si es tan religiosa se pasa a otra Iglesia como cambiarse de aretes y nuevos tacones. Por ahora la iglesia y la fe de los católicos fieles seguirá firme y oraremos para que un día en el cielo encuentren el perdón de Dios. Si amor no es pecado, el pecado ha sido el escándalo e ir a los medios de comunicación como que todo está bien, yo soy inocente, la culpable es la iglesia porque por que me incomoda el celibato y como los grandes santos no me pude aguantar ni ofrecer mi vida sacerdotal casta como camino a la santidad, con todos respeto son solo reflexiones de un amigo en el sacerdocio que quedó desilusionado de una estrella que brilló y trajó felicidad y buenas obras cuando era sacerdote de la Iglesia Católica.

Solo faltaría el matrimonio para terminar la telenovela del Padre Alberto

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Por favor queridos amigos amantes de la farándula, de la comidilla y del chisme, terminemos con la telenovela del Padre Alberto Cutié; que el mismo empezó a escribir con sus actitudes de romanticismo prohibido para los sacerdotes católicos. Donde nosotros el día de nuestra ordenación sacerdotal prometimos libremente ante Dios y la Santa Madre Iglesia, obediencia, pobreza y sobre todo castidad o ser fieles al celibato. Ese día nadie nos obligó, ni nos amenazaron a muerte. Prometimos en el orden sacerdotal ser castos y tener como esposa a la Iglesia.

En 25 años que llevo de sacerdote, el celibato no me ha enfermado, ni me he convertido en una persona amargada, malhumorada, depresiva o pedofilica, todo lo contrario con mis altibajos he sido una persona normal, alegre, servicial y honesta en mi vida sacerdotal. Con todo el respeto que se merece el Padre Alberto, lo conocí hace más de 15 años y por sus entrevistas éste es otro Padre Cutié. Lástima que de estrella sacerdotal haya pasado a estrella farandulera y comidilla de las revistas y periódicos amarillistas.

Desafortunadamente el Padre Alberto al ingresar a la iglesia Episcopal da mucho que pensar de su formación como sacerdote. Primero porque va hacer parte de una apostasía. La iglesia Episcopal no tienen obediencia al Papa, no creen en que a través de la Santísima Virgen también se puede encontrar la salvación y no creen en la transubstanciación en el momento de la conversión del Cuerpo y la Sangre del Señor en la Eucaristía; y no olvidar igualmente su pastoral liberal en otros tópicos.

Personalmente creo que este escándalo propiciado por el mismo Padre Alberto y aumentado en los medios de comunicación por el mismo, no afectara en absoluto el curso evangelizador y pastoral de la Iglesia. Esta telenovela o película que el mismo inicio, ojalá termine pronto o como todas las telenovelas cursis ya sabremos el final. Comerían perdices y fueron felices, el Padre Alberto Cutié abandonó la verdadera Iglesia de Cristo y nosotros nos quedamos. Sin mirar atrás, siempre adelante con Cristo y María.

jueves, mayo 28, 2009

¿Por qué coronamos a María como Reina y Madre?

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
28 de mayo de 2009

No solo con orgullo y alegría coronamos a la Santísima Virgen como Madre y Reina del Universo, sino que al mismo tiempo la veneramos porque es la Madre de Jesucristo y Madre nuestra.


Como sacerdote mariano me da mucha emoción hablar de nuestra Madre del Cielo, por la cantidad de bendiciones que ella brinda a todos sus hijos aquí en la tierra. Es una Madre que igualmente está preocupada por sus hijos predilectos: los sacerdotes, que con nuestras actitudes y desobediencia la entristecen cada vez más. ¿Qué haríamos los servidores de Cristo sin el amparo y la devoción a nuestra Santísima Madre? Ella como intercesora no puede faltar en ningún hogar cristiano, pues es el ánimo, la esperanza y el amparo de todos los hombres.

María es Madre y Reina porque ella brilla en el amor, la humildad, la mansedumbre, la pureza y la santidad. María tenía un carácter sereno, dulce, suave, pero sobre todo brillaba en ella una sonrisa inefable, unida a su bondad, la hacían ser una mujer muy acogedora. Sus ocupaciones eran las propias de toda mujer de aquel tiempo: trabajar en el hogar y atender a la familia, con esa monotonía diaria de la vida, sacrificándose por los suyos. Los sábados acudía María a la Sinagoga de Nazaret a escuchar atenta a la lectura de las Sagradas Escrituras. Reflexionaba la palabra de Dios y la meditaba en su corazón y la cumplía con buenas obras.

María vivió las costumbres propias del pueblo de Israel. Asistía a todas las fiestas a que era invitada, como lo hizo asistiendo con su hijo a las de Cana de Galilea. El tesoro más valioso de la Virgen María era su amor. Amor a Dios y amor a los pobres, a los humildes, a los desvalidos. María reconoce que todos los dones y gracias que posee los ha recibido de Dios. Para ella, Dios es todo y ella es su servidora. María siempre estuvo en gracia desde su concepción, fue redimida de modo eminente, en virtud de los futuros meritos de su divino hijo, enriquecida con la dignidad de ser la Madre de Dios. Ella es la llena de gracias, la llena de Dios y por tanto es inmaculada y limpia.

Dios destinó a María a ser Corredentora del Mundo y Medianera de Paz. Siendo María la señalada para ser la Madre de Dios, exigía el Altísimo una digna morada; por eso, María jamás estuvo bajo el dominio del pecado, sino que, desde el instante de su concepción fue poseedora de la gracia divina. El nombre María significa amada de Dios. María, ante el saludo de su prima exclama: “engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se alegre en Dios mi Salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamaran bienaventurada porque ha hecho en mi favor grandes maravillas el Poderoso. Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.

En este mes de María invita a otros a rezar el Santo Rosario si quieres que en tu hogar haya paz y esperanza dale a María el puesto que se merece, corónala como reina y madre del hogar. ¡Ave María Purísima, sin pecado concebida!

Foto: Niños en la Parroquia de San Dismas en Waukegan, Illinois coronan a la Santisima Virgen María.

Es tiempo de ver a Dios en la naturaleza

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
28 de mayo de 2009

Además de declararme un sacerdote Católico Ecológico y Mariano en estos días en que muchas personas se deprimen o se desilusionan por los sucesos religiosos, económicos o sociales, les invito a que dejemos esos resentimientos atrás y encontremos la paz, disfrutando la naturaleza.

Si hoy tú ves un árbol, acarícialo, bendícelo y contribuye a hacerlo sonreír con la fuerza del viento.

Ves un águila herida, cuídala y cúrala y luego hazla volar a su morada: el firmamento, el infinito.

Vez un riachuelo, siembra árboles a su alrededor en vez de contarlos; súmale piedras a su cauce que extraerle la arena que le da vida.

Ves una flor, disfruta su aroma, plántala en tu jardín y sugiéreles a otros que te imiten.

Ves un animal salvaje, admira su potencia, destreza y habilidad, evitando provocarlo, y por supuesto déjalo libre, déjalo ser.

Ves los insectos que forman parte de la biodiversidad impresionante de su ruido y cantar, acércate a ellos y contémplalos, descubre el por qué y la misión de cada uno de ellos.

Ves y observas las diferentes estaciones climáticas, contribuye a la preservación del medio ambiente, regulando y disminuyendo tus hábitos de consumo, el uso de aerosoles, la contaminación en general.

Ves los múltiples frutos que da la tierra, regalos del Creador y consecuencia del trabajo humano, aliméntate con ellos, más abona la tierra, proporciónale el agua que es su alimento.

Ves la luz del día y las tinieblas de la noche, abre tus ojos al cuidado de la naturaleza y ciérralos a tus tendencias de agresión contra ella.

Ves los huracanes, ciclones, vientos y tornados, expresión del dominio y poderío del Arquitecto del Universo. Bendice a Dios porque vive por siempre.

Ves y sientes la brisa suave, símbolo de la humildad y sinfonía del amor, eleva tu corazón porque allí está Dios.

Porque quien ama la naturaleza ama a Dios, y quien ama a Dios amando la naturaleza, ama al hombre que vive de, en, con y por la naturaleza. Dejemos este mundo mejor de cómo lo encontramos. Para que cunando se nos pidan cuentas en el cielo no nos llenemos de excusas. Asúmanos, con tenacidad nuestro compromiso de cuidarnos y de valorar la naturaleza. No es una afición, es un desafío antes de que sea demasiado tarde.

Como lo ha sido para las especies extintas. En la naturaleza podemos oír la voz de Dios. La gratitud de las cosas que Dios ha puesto a nuestro servicio es la puerta abierta al optimismo. Nada mejor que dar gracias sin cesar. Es la mejor plegaria.

miércoles, mayo 27, 2009

El Atleta De Cristo

Rev. José Eugenio Hoyos

Con todo el respeto que se merece nuestro Pontífice el Papa Benedicto XVI todavía no he podido sacar de mi corazón la figura carismática de Juan Pablo II. Definitivamente la huella pastoral que el dejó en mi vida ha sido imborrable, bellas memorias, recuerdos y enseñanzas marcaron no solo mi vida sino la de millones de católicos en el mundo. La Iglesia dentro de su historia ha sido bendecida por varios pontificados sobresaliendo Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.

Juan Pablo II ha hecho una gran carrera que sus pasos agigantados no han llegado todavía a la meta. Hoy quiero con memoria agradecida hacer honor a JPII. Es verdaderamente el “Atleta de Cristo” y peregrino del mundo. Su condición de testigo valiente en medio de los crucificados de la vida, en donde se escribe la vida en reverso, trazamos un perfil apresurado. Era un hombre carismático, inflexible en materias de dogmas y de disciplina eclesiástica. Su sensibilidad profundizó y visualizó la realidad empobrecida de América Latina, desde la mortalidad infantil, desde los 53 millones de personas que pasan hambre en este continente, o desde los 12 millones de niños que quedaron huérfanos por causa del SIDA en 2004, se levantan preguntas difíciles de responder: ¿Desde hoy como hablar con Dios? ¿Cómo proclamar a Dios en esa realidad injusta y cruel, de pobreza y de muerte, que impide una vida en dignidad? No se puede justificar, cristianizar, la desigualdad, la injusticia o la miseria y seguir solicitando paciencia, resignación y oración.

Hemos de reconocer y provocar un cambio radical, sin precedentes en la historia de la Iglesia, hay que negar la posibilidad cristiana de justificar un orden social injusto injusto, excluyente. Cada sacerdote hoy en día debe tomar el ejemplo de tomar los zapatos de Juan Pablo II y hacer el mismo recorrido maratónico espiritual y convertirnos en verdaderos Atletas de Cristo sin cansancio y comprometidos con la liberación de los oprimidos.

martes, mayo 26, 2009

Padre Martín Avalos Y El Ministerio Dei Verbum

Rev. José Eugenio Hoyos

Este fin de semana mientras algunos tomaron estos días de vacaciones para celebrar aquí en los Estados Unidos la fiesta de los veteranos de guerra otros decidimos participar de otra manera la gran fiesta con Jesús en el retiro espiritual cuyo invitado especial era nuestro gran amigo sacerdote el Padre Martín Ávalos acompañado del ministerio Dei Verbum desde El Salvador y realmente fue una gran celebración y un derramamiento de bendiciones y de milagros que desde el viernes empezaron a suceder.

Desde el viernes en el gimnasio de San Antonio en Falls Church el mensaje fue para los servidores y en realidad la enseñanza fue tan directa y clara que la predica del Padre Martín nos vino a poner en orden, hubo lluvia de correcciones fraternas para todos. Luego el Sábado y Domingo el colegio Dennis O’Connell en Arlington se vio colmado de asistentes donde disfrutaron no solo de una buena predica sino de hermosas alabanzas que nos invitaban a liberarnos y a la conversión.
El tema de la Ascensión del Señor estuvo apropiada para el alimento espiritual, y para acabar de completar el gran regalo del cielo lo recibimos de parte de la exposición y procesión del Santísimo Sacramento del Altar, y si que tiene poder Jesús Sacramentado, pues han empezado por doquier la cantidad de testimonios. Algo que nos quedo muy en claro es que debemos mantenernos en continua oración.
El Padre Martin Avalos decía: “La oración de ayer ya pasó. Hay que renovarnos con una nueva oración”. Dios siempre esta disponible para todos (Marco 3, 20). Para Cristo, orar era como respirar. A pesar de su mucho trabajo apostólico, dedicaba mucho tiempo a la oración (Lucas 5, 15-16). Gracias Padre Martin Ávalos por su dedicación a la oración y de mostrarnos una vez más que la Eucaristía tiene poder.