San Juan de la Cruz habla de Jesús como fuente que mana y corre. Él es el agua viva y fuente de agua viva. Bebemos de Él, según la sed que tengamos. Todos los que beben de su agua se convierten en pequeños manantiales.
Jesús quiere que te acerques a Él. En Marcos, capítulo I, hay un acontecimiento que lo hemos escuchado muchas veces y que nos va a bendecir grandemente en el versículo 40; dice: “vino a Él un leproso rogándole y de rodillas le suplicó: si quieres puedes limpiarme y Jesús teniendo misericordia de él extendió la mano y le tocó y le dijo quiero ser limpio” lo primero que nos llama a la atención es que al acercarse a Jesús, él quiere cambiar nuestra vida, quiere sanarte. Jesús no tiene ningún interés de mantenerte enfermo.
Jesús no comparte que la enfermedad o las dolencias vienen del demonio, Jesús viene a traer al mundo una nueva y eficaz medicina para todo el que se quiere acercar a Él. Por las heridas de Cristo ya hemos sido sanados. Indicando esto de que parte de lo que Dios nos trajo desde el momento en la cruz del Calvario no fue solamente brindarnos la salvación sino también la sanación para nuestros cuerpos. La sanidad no es un don exclusivo para algunos, no existe un club privado de Jesús para sanar a los de clase media o clase alta o a los pobres sino para todos. La sanación es un derecho para todos: ¡La sanación es un derecho para todos! No esperemos o creamos que la sanación y curación es como comprar la lotería, sino que la sanación es un derecho que me corresponde después de que Jesús murió por mí en la cruz y también llevó en esa cruz mis enfermedades, mis dolores, mis problemas y mis dolencias. Tienes el derecho de vivir sanamente en tu vida. Todos estamos enfermos de algo. No tenemos que esperar hasta que tengamos una enfermedad terminal para acercarnos a la verdadera fuente de vida y salvación en Cristo Jesús. No le permitas al enemigo que te robe la verdadera herencia y derecho que Dios tiene a través de la sanación, tu derecho es estar sano. Jesús hoy quiere sanarme, con fe en Jesús el sanará nuestro pecado.
Jesús quiere que te acerques a Él. En Marcos, capítulo I, hay un acontecimiento que lo hemos escuchado muchas veces y que nos va a bendecir grandemente en el versículo 40; dice: “vino a Él un leproso rogándole y de rodillas le suplicó: si quieres puedes limpiarme y Jesús teniendo misericordia de él extendió la mano y le tocó y le dijo quiero ser limpio” lo primero que nos llama a la atención es que al acercarse a Jesús, él quiere cambiar nuestra vida, quiere sanarte. Jesús no tiene ningún interés de mantenerte enfermo.
Jesús no comparte que la enfermedad o las dolencias vienen del demonio, Jesús viene a traer al mundo una nueva y eficaz medicina para todo el que se quiere acercar a Él. Por las heridas de Cristo ya hemos sido sanados. Indicando esto de que parte de lo que Dios nos trajo desde el momento en la cruz del Calvario no fue solamente brindarnos la salvación sino también la sanación para nuestros cuerpos. La sanidad no es un don exclusivo para algunos, no existe un club privado de Jesús para sanar a los de clase media o clase alta o a los pobres sino para todos. La sanación es un derecho para todos: ¡La sanación es un derecho para todos! No esperemos o creamos que la sanación y curación es como comprar la lotería, sino que la sanación es un derecho que me corresponde después de que Jesús murió por mí en la cruz y también llevó en esa cruz mis enfermedades, mis dolores, mis problemas y mis dolencias. Tienes el derecho de vivir sanamente en tu vida. Todos estamos enfermos de algo. No tenemos que esperar hasta que tengamos una enfermedad terminal para acercarnos a la verdadera fuente de vida y salvación en Cristo Jesús. No le permitas al enemigo que te robe la verdadera herencia y derecho que Dios tiene a través de la sanación, tu derecho es estar sano. Jesús hoy quiere sanarme, con fe en Jesús el sanará nuestro pecado.