¿Hasta donde hemos llevado a Cristo y al Espíritu Santo
en nuestra Evangelización a las comunidades?
Debemos
entonces morir de nuevo, renacer y nacer de nuevo como Nicodemo... Descubrir
quien fue el Espíritu Santo que nos enamoró y nos trajo a los pies de Cristo la
primera vez. Romanos 8-24-26 nos dice la palabra: “Estamos salvados, pero todo
es esperanza. ¿Quieres ver lo que esperas? Ya no sería esperar; porque ¿quién
espera lo que ya tiene a la vista? Esperemos pues sin ver, y lo tendremos, si
nos mantenemos Firmes. Somos débiles,
pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni que pedir,
pero el Espíritu lo pide por nosotros, con gemidos inefables” (Palabra de
Dios). Hay que regresar al cambio!!!
Hoy muchos
Carismáticos han cambiado pero no han cambiado su lengua, sus chismes, sus críticas
no es cambiar de ropa, no es adelgazar o haciendo dietas estrictas es cambiar y
renovarnos en Cristo con el Traje del Espíritu Santo. Cuando el Espíritu Santo
se mueve en cada uno de nosotros es porque Dios nos ama intensamente. Encontramos
a través de la historia de la Renovación Carismática grandes servidores....
pero solo de apariencia por fuera dan la impresión de estar convertidos y
renovados pero por dentro son otra cosa.
Efesios
capítulo 5 14 al 20 nos dice la palabra “Despierta tu que duermes levántate
dentro de los muertos y la luz de Cristo brillara sobre ti.” Ya está llegando
el tiempo de comenzar a prepararnos para el gran Jubileo de oro de la Renovación
Carismática. Hay que encender el fuego de la Cultura de Pentecostés.