Por Rev. José Eugenio Hoyos.
El tiempo de Cuaresma con grandes noticias e importantes eventos se nos vino más temprano que de costumbre.
Pero se nos presenta la Cuaresma en un tiempo donde la Oración es urgente y necesaria; primero la renuncia histórica del Papa Benedicto XVI y las celebraciones de días Santos donde nos recuerdan la Muerte, Pasión y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Los Cristianos tenemos mucho por qué y por quien Orar, en esta ocasión vamos a dedicar todo un mes para todas las personas diagnosticadas con cáncer, especialmente los niños y los jóvenes.
En mi libro “Sanados Setenta Veces Siete” en uno de los capítulos: “Liberados setenta veces mis células cancerosas” se habla de la participación directa que tiene Jesús sobre la curación de cada enfermedad. El poder de Jesús es tan efectivo que muchos pacientes que han visitado a sus médicos incontables veces, cuando tienen la oportunidad de un encuentro personal con Cristo, es más que suficiente.
El paciente con cáncer que se acerca a la luz de Cristo, presentándose y aceptando su dolencia, queda iluminado por los rayos de la Misericordia que son como el rayo láser divino que viene a quemar y a restaurar todas las células muertas y destruirlas.
Si con Fe autentica y fortalecida le pedimos a Cristo que nos ilumine y Sane nuestras enfermedades, no hay nada que él no quiera y pueda hacer.
Este tiempo de Cuaresma jugara un papel Espiritual de Sanación en miles y millones de enfermos del cáncer. Probamos una vez más que la Oración si sana “Pues ellos también rogaran al señor que les conceda la gracia de aliviarte y Sanarte para que recuperes la salud” (Eclesiástico 38,14)