viernes, noviembre 14, 2014

Cristo Sana, Libera y nos Bendice.

Por Rev. José Eugenio Hoyos.


 
Cada día es una gran oportunidad para darle gracias a Dios por la vida, la salud y la familia. Cristo con su palabra divina nos da fuerza y nos trae grandes esperanzas, solo tenemos que fortalecer nuestra Fe.
Cuando miramos a Jesús Eucaristía y alzamos nuestras Oraciones y Alabanzas; inmediatamente sentimos poderosas respuestas a nuestras peticiones. El Santísimo Sacramento es el signo de que Jesús vive y se mueve entre nosotros.

Y en realidad Cristo ha venido a sanarnos a liberarnos y a bendecirnos, cada minuto se proclaman los grandes testimonios sobre todo a aquel que cree en Él.


Entregarnos a Dios es lo más importante de todo. Cuando te encuentras verdaderamente con Dios ya no vas a querer seguir viviendo igual: sea que conozcas mucho; poco o nada de Dios, debes estar listo para dejar que Cristo haga su obra en ti; para que sin reservas ni condiciones entregarte a Dios y su buena voluntad, de lo cual nunca te arrepentirás.
Porque tu vida será mejor cada día, estarás más libre, más feliz disfrutando la alegría de ser amado por el mejor padre: “Cristo Jesús”  y recibiendo cada día innumerables bendiciones.


Experimentar el amor, la compasión y la Sanación de Cristo en tu vida y en tu familia, como el hijo prodigo del evangelio. Suscitara un gran cambio en tu vida Espiritual.

Es tiempo de dejarte abrazar por Dios y seguirle paso a paso siguiendo a Jesús Sacramentado y llevando Sanaciones, Liberaciones y bendiciones a tu hogar.

jueves, noviembre 13, 2014

Gracias a la fe y a la oración no nos ahogamos

Por Padre José E. Hoyos
Dios en su infinita misericordia y gran sabiduría nos ha regalado la oración y nos ha dado el don de la fe dentro de su plan de salvación. Si no existiera la fe, el hombre no viviría y terminaría desplomado dentro de la vida. La fe se ha difundido y se sigue dando a conocer por la fuerza de la atracción del amor, así nuestra fe es como el grano de mostaza que cuando crece cobija la fe de los débiles y frágiles, aquellos que naufragan en la fe.

El poder de la fe debe conservarse para no naufragar o hundirse en la vida y muchos que la van rechazando, rechazan al mismo Cristo, a su Iglesia y la herencia que han recibido. “Lo que ayuda a nuestra fe es el temor y la paciencia, y nuestra fuerza reside en la tolerancia y la continencia. Si estas virtudes perseveran santamente en nosotros, en todo lo que atrae el Señor, poseeremos además la alegría de la sabiduría, de la ciencia y del perfecto conocimiento” (Epístola de Bernabé, 1).
Definitivamente es el deseo que tenemos por Dios, por sentirnos amados por Él, que hoy nos levanta de todas las postraciones y cadenas que nos atan, que nos impiden ver la gracia, que nos impiden caminar y ser felices. Es hora de quitar la venda del orgullo, del rencor y del odio, es hora de conquistarnos para Dios.
 
 “El que profesa la fe no peca y el que posee la caridad no odia. Por el fruto se conoce el árbol; del mismo modo los que hacen profesión de pertenecer a Cristo se distinguen por sus obras: lo que nos interesa ahora, más que hacer una profesión de fe, es mantenernos firmes en esa fe hasta el fin” (Carta San Ignacio de Antioquia a los Efesios 13-18).  Todo es posible para aquel que se acerca a la fe.

Seamos eternamente agradecidos con Dios

Rev. José Eugenio Hoyos
(Catholic Herald)
Nuestra comunidad hispana católica inmigrante tiene mucho que agradecer a Dios en este país que nos ha dado la oportunidad de establecer nuestros hogares. Es por eso que cuando llega el Día de Acción de Gracias, los hispanos no pensamos solamente en la cena de pavo, ni en el pastel de calabaza, sino en la oportunidad de parar en nuestro trabajo, de olvidarnos de nuestros problemas o necesidades y darle gracias a Dios por todo lo que Él nos da; por la salud, el trabajo, la familia y nuestra Iglesia.
 
Nosotros celebramos este Día de Acción de Gracias a nuestra manera. Lo primero es reunirnos en familia, ir a la Iglesia y pedir a Dios por nuestro bienestar, por nuestra protección y para que algún día se dé una reforma migratoria justa.
Una de nuestras características como hispanos es que somos eternamente agradecidos hasta por las cosas pequeñas que Dios nos regala. Nunca perdemos la esperanza de un mejor mañana. Hay un ejemplo que nos llama mucho la atención y se trata de la gratitud hacia Dios. En el Brasil, un grupo de científicos visitó  una tribu indígena, en la selva. Dialogaron con los indios sobre distintos temas y así hablaron sobre Dios: “¿Le rezan ustedes a Dios?, por supuesto que le rezamos a Dios, y ¿Qué le piden?, qué le vamos a pedir si Dios nos da todo. Entonces, ¿para qué le rezan a Dios? Le rezamos a Dios para darle gracias por lo mucho que nos da cada día”.
Yo te pregunto a ti que estás leyendo esta reflexión, ¿haces tú lo mismo todos los días? ¿Das gracias sin cesar por tantos beneficios? ¿Por amanecer vivo cada día? Ojalá estés afiliado al club de los agradecidos y no al club de los ingratos. Ojalá el cálido aroma de la gratitud te acompañe siempre y seas consciente de que en la balanza de la vida, el bien pesa mucho más que el mal.
No olvides que hay que agradecer todos los días y no esperar al cuarto jueves de cada noviembre para agradecer a Dios. La gratitud es una puerta abierta al optimismo. Nada mejor que dar gracias sin cesar. Esa es la mejor plegaria. Te doy gracias y siento que contigo soy capaz de vencer las penas y el desaliento. Gracias Señor, a pesar de los temores, preocupaciones o problemas, la vida es un milagro permanente. Gracias Señor por estar aquí.

miércoles, noviembre 12, 2014

Porqué algunas personas no se sanan en las Misas de Sanación

Por José E. Hoyos
La Misas por los enfermos, o Eucaristías de sanación son de gran impacto en nuestras comunidades de creyentes. Son millones de personas que asisten a estas Misas o celebraciones Eucarísticas pidiendo y esperando una sanación o una curación pero no todos reciben la sanación esperada y una de las tantas respuestas son:
 
1.       Hay que llegar a la Misa de Sanación, a la Hora Santa o a un Congreso de Sanación y Liberación confiados  y creyendo 100% que Cristo tiene poder y que si vas a ser sanado.
2.       Si tienes fe, debes aumentar tu dosis personal preparándote antes en oración, tomando una media hora antes de la Eucaristía o el evento de rodillas ante el Santísimo.
3.       Si estamos en pecado o arrastramos un rencor o remordimiento, confesarnos, el sacramento de la penitencia tiene un gran poder sanador y liberador.
4.       Muchas personas no se sanan porque se resisten a someterse a la fuerza y el poder del Espíritu Santo.
5.       Sacar cualquier duda que vengas arrastrando en tu vida, si hay imposición de manos, no creas en la mano del hombre, cree en ese momento que las manos que están orando son las del mismo Cristo Jesus.
6.       Se perseverante en la oración, cree, vive y disfruta la oración para que ella produzca en ti sentimientos de paz y cercanía al cirujano de cirujanos.
7.       Trata de aprender las alabanzas; la música católica tienen un poder sanador.
8.       Y, finalmente no te desesperes, Cristo sana en su tiempo, no en tu tiempo. Se disponible a lo que Dios quiere darte.
 
 

lunes, noviembre 10, 2014

Los grupos carismáticos llamados a ser perseverantes en la oración


Por José Eugenio Hoyos

Todos los movimientos existentes en la Iglesia son un verdadero tesoro, una gran riqueza y la diversidad de sus carismas fortalecen más nuestra fe. Cada movimiento eclesial como los Cursillos de Cristiandad, la Legión de María, Encuentros Matrimoniales y la Renovación Carismática Católica son motores en la Iglesia que ayudan e invitan a la conversión, al cambio de vida y a mejorar y entender nuestra espiritualidad.
 
Por ejemplo, los grupos de oración carismáticos deben ser un ejemplo en la perseverancia, en la oración y en la alabanza. La perseverancia y  la constancia son  la clave para ver los verdaderos frutos donde otros se han quedado en la mitad del camino y con gran dificultad les ha costado acercarse a Cristo Jesús. Hebreos 10: 32-39  nos dice: “Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos, por una parte, ciertamente con vituperios y tribulaciones fuisteis hecho espectáculo, y por otra, llegasteis hacer compañeros de los que estaban en una situación semejante…”.
En nuestra vida espiritual algunos llegan a la mitad del camino, unos dan un solo paso y retroceden o caen, otros llegan hasta la mitad del camino y otros cuando son perseverantes y siguen la mirada de Cristo, sobrepasan cualquier obstáculo o problema que se les presente en la vida. Cuando somos perseverantes en la oración vemos brillar el rostro de Cristo que siempre tendrá sus manos poderosas para levantar todos los que siguen en fe y perseveran en la oración.