Hoy quisiera recordar a ese ser amado la Madre y la mujer inmigrante que con tanto esfuerzo y valor a sacado adelante a sus hijos y a vencido las adversidades del tiempo de idioma y las trabas de la inmigración. Mamá inmigrante a ti nuestro amor, comprensión, respeto y apoyo:
Mamá... palabra tan pequeña y que encierra tantas cosas, tantos sentimientos, tantos recuerdos.
Mamá... palabra mágica que usada con desdén provoca dolor y furia; pero al pronunciarla con amor, nos cura de todo mal. Palabra pequeña, palabra primera, y muchas veces, la última palabra.
¿De qué se llena nuestro corazón al pensar en ella? ¿Por qué se llena nuestros ojos de lágrimas al recordarla? ¿Por qué al caer gritamos su nombre?
- ¿Será porque recordamos su voz y sus dulces brazos al arrullarnos y consolarnos cuando éramos pequeños?
- ¿Será porque siempre estaba ahí para curarnos un raspón, para sobarnos una rodilla, para levantarnos cuando estábamos caídos?
- ¿Será por las noches de desvelo que paso a nuestro lado, por los aplausos que os dio cuando bailábamos, porque reía con nuestros chistes sin gracia, por ser nuestra mejor audiencia?
- ¿Será por lo poco que necesita para vivir, un plato de sopa, un café caliente, un beso, un te quiero, un perdón?
- ¿Será porque seguimos siendo en sus ojos de mirada tierna, sus niños de antaño?
- ¿Será porque aun hoy buscamos su aprobación, esperamos oír sus palabras de aliento, y nos llena de tristeza su mirada crítica?
- ¿Será por todo esto, será por algo más…?
¡Felicidades, Madres inmigrantes del Siglo XXI!