Este tiempo de adviento nos ayuda a
mejorar y fortificar nuestro estado de ánimo espiritual. Son cuatro semanas que
nos oxigenan nuestro caminar en la Fe, es cierto que estamos en espera del
nacimiento de Cristo.
Para antes de su llegada desde el
cielo Él ya nos está mostrando su poder y su fuerza; los jóvenes carismáticos
en nuestro programa radial dominical les
hablan a otros jóvenes de estar listos en Oración y salir del desierto de las
drogas, los vicíos y la pereza que no los
deja acercarse a la Iglesia.
La esperanza nos anima a creer en un
mejor mañana, la esperanza en el Espíritu Santo revitaliza nuestras fuerzas y
nos mantiene saludables.
El domingo pasado en la misa
dominical de nuestra parroquia Santiago apóstol orábamos por el niño Samuel de
solo 9 años con una enfermedad terminal que cada año lo convierte en un vegetal
y los padres de estos niños decían: “La esperanza, la Oración y la Alabanza son
nuestra mejor medicina para nuestro hijo y para nosotros; pues eso nos ha
ayudado a fortalecer más nuestra Fe y aceptar los momentos difíciles”.
Y en realidad somos capaces de
soportar pruebas más fuertes de lo que pasamos, con una resistencia que nos
sorprende.
Somos capaces de soportar pruebas y
de vencerlas en lo que parece invencible, cuando estamos unidos a Dios y él se muestra fuerte en nuestra debilidad.
Con Cristo somos más que vencedores. Y
recuerde que ¡Cristo vive!