viernes, septiembre 10, 2010

Querido Efraín Hoyos, te fuiste antes de lo esperado!


Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Según nuestra hermana Mercedes, el día lunes vino a nuestra casa paterna en compañía de su esposo Jorge, a visitar a nuestro papá Efraín; el se encontraba adolorido por un dolor en la espalda que lo estaba molestando. Pero al darse cuenta de estos visitantes ilustres su dolor y enfermedad se apaciguaron momentáneamente. Sentado en el sofá favorito y entre charla y charla, contaba las campanadas del antiguo reloj hogareño.

Cada campanada que salía era como una preparación para recordarle que Jesús Nuestro Señor y dueño de la vida se acercaba pasó a pasó para acompañarlo e invitarlo a disfrutar la vida eterna.

Después de contar las 7 y 30 de la noche, sintió que la mano suave de Jesús en la paz de los justos lo dirigía a la vida eterna. Ahora desde lo alto, nuestro querido viejito nos dice que no lo busquemos entre los muertos, en donde nunca hemos estado encontrémoslo en todas aquellas cosas que siempre han existido.

Querido papá, tu luchaste duro en la vida, aunque no estuvimos de acuerdo en todo, ahora te doy la razón de tu sabiduría y experiencia. Gracias a tus consejos, enseñanzas y regaños tienes una gran familia donde puedes decir: “misión cumplida”. Eso no lo arrebata la muerte, sino que lo trasforma. Es tu mayor gloria.

Jesús nos enseña a vivir unidos y a ayudarnos en los momentos duros y dolorosos de la vida. Los Hoyos somos católicos, somos seguidores de Jesús y queremos seguir sus pasos. Queda en nosotros la esperanza que nos hace creer por encima de todo en la fuerza del amor. Una esperanza que nos asegura que todo aquello que es amor, bondad, servicio, comprensión, por pequeño que sea, no se pierde; no se puede perder para siempre, porque Dios no quiere que se pierda.

Don Efraín abrazó con alegría la vida y se preparó a la muerte sin miedo. El hablo con alegría de haber hecho cosas su gran tarea como docente, sus obras académicas y literarias fueron grandes sus frutos y sus actos”. Fue siempre un buscador de la verdad. Como hijo nunca le escuche decir una mentira. En el momento de su entierro al escuchar a su nieto Helmer Eduardo tocar la gaita como despedida tranquilamente desde lo alto se dio cuenta de que la fiesta musical eterna apenas comenzaba. ¡Gracias Señor por darnos un papá como Don Efraín” aunque se adelantó cuando menos lo esperábamos. Amen, Amen y Amen.

jueves, septiembre 09, 2010

No silenciemos las cosas que nos importan

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
10 de septiembre de 2010


Por quedarnos callados multitud de veces hemos sido cómplices de injusticias, discriminación, violencia, violación de derechos humanos, muertes etc.

Hemos tenido la oportunidad de realizar cosas positivas pero hemos preferido quedarnos callados, de brazos cruzados y convertirnos en críticos destructivos. El crimen, el secuestro, la extorsión, el boleteo, la intimidación se deben a nuestra indiferencia ciudadana y falta de acción valerosa para tomar la iniciativa de luchar por la paz, de denunciar y de formar una cultura solidaria en defensa del prójimo. Nuestro trabajo debe ser en equipo, interesándonos por el bienestar de todos.

Para reeducar en la solidaridad y en la defensa de la vida, requerimos de una dimensión espiritual, de una compaña fuerte sobre la importancia de los valores morales y cívicos. Debemos regresar a enseñar de nuevo en las escuelas urbanidad y ética.

La nueva pedagogía para conseguir la paz y el cese de la violencia debe nacer desde un contacto vital con los afectados por la miseria, por los desempleados, los salarios justos, por una canasta familiar que no sea costosa, y por oportunidades educativas a las nuevas generaciones. La solidaridad no es solo compasión sino acción. Debe ser conciencia de crear nuevas fuentes de trabajo y de una mejor y eficaz inversión social por parte del gobierno y de la empresa privada.

La pedagogía de la solidaridad debe sanar las heridas de los más golpeados y de los que se encuentran resentidos en nuestra sociedad. Dios toma en serio la libertad y bienestar de los seres humanos que deja por completo la marcha de la historia en nuestras manos.

Hoy es apremiante sacar a Jesús del silencio pues su figura y sus enseñanzas deben importar a la humanidad y al hombre que destroza al otro hombre para sanar las heridas y aprender a vivir en paz.

Pablo Neruda nos dice: “queda prohibido llorar sin aprender, levantarse un día sin saber que hacer, tener miedo a recuerdos… queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños… queda prohibido no intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen menos que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha. Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita”. Recuerda, todos somos importantes en esta vida.

miércoles, septiembre 08, 2010

Efraín de J. Hoyos, el último patriarca



Nuestro Papá Efraín de Jesús Hoyos Díaz, ha empezado ahora si a vivir a plenitud lo que tanto soñó, enseñó, reflexionó y nos preparó a sus hijos el enfrentarnos y gozar de la vida prometida, la vida eterna.

Nuestra familia Hoyos considerada según los estudiosos de las genealogías como una de las familias más numerosas de Colombia, especialmente en el Valle del Cauca y Antioquia. Don Efraín de J. como todos los que le conocieron solían llamarle era un gran escritor, poeta y un gran educador. Fue rector de varios colegios en el Valle del Cauca, se destacó en la literatura y en la historia universal. En sus numerosos escritos se encuentran “La Prosa”, “la Jocosidad” y un genero literario bien clásico y refinado. Sus poligrafías constituyen un gran legado para la literatura educativa.

Además de ser un prolífico escritor era un amante de la música sobre todo la clásica y folclórica. Sus dolores y enfermedad quedaban a un lado cuando escuchaba serenatas, bambucos, pasillos, cumbias y sanjuaneros, interpretados por sus hijos y nietos.

Cuantas veces escuché en mi hogar en la época juvenil y de estudiante que mi padre y mi madre Gilma se unían en una sola voz y cantaban: “las acacias”, una canción popular colombiana que dice así: “ya no vive nadie en ella…gime el viento en los aleros, desmoronarse las tapias…los que fueron la alegría y el calor y aquella casa, se marcharon unos muertos y otros vivos que tenían muerta el alma”.


Y ahora no solo quedo sola la casa sino que nadie más vivirá en ella. Los recuerdos, las fiestas familiares, las celebración del día del padre, los cumpleaños ya serán solo recuerdos. Lo único que quedara son los frutos y semillas que brotaran de una buena siembra cuando llega la muerte no esperada uno descubre que ya no es nadie, que su nombre ya solo es un nombre, letras, nada. Pero para los que extrañamos a un ser querido ellos siguen siendo el todo en nuestras vidas. Que descansen en paz y gocen de la eterna gloria se nos fue el último patriarca a un largo viaje pero en el camino de la vida lo encontraremos de nuevo. ¡Así es la vida! unos que nacen, otros morirán, la vida sigue…