Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
10 de septiembre de 2010
Por quedarnos callados multitud de veces hemos sido cómplices de injusticias, discriminación, violencia, violación de derechos humanos, muertes etc.
Hemos tenido la oportunidad de realizar cosas positivas pero hemos preferido quedarnos callados, de brazos cruzados y convertirnos en críticos destructivos. El crimen, el secuestro, la extorsión, el boleteo, la intimidación se deben a nuestra indiferencia ciudadana y falta de acción valerosa para tomar la iniciativa de luchar por la paz, de denunciar y de formar una cultura solidaria en defensa del prójimo. Nuestro trabajo debe ser en equipo, interesándonos por el bienestar de todos.
Para reeducar en la solidaridad y en la defensa de la vida, requerimos de una dimensión espiritual, de una compaña fuerte sobre la importancia de los valores morales y cívicos. Debemos regresar a enseñar de nuevo en las escuelas urbanidad y ética.
La nueva pedagogía para conseguir la paz y el cese de la violencia debe nacer desde un contacto vital con los afectados por la miseria, por los desempleados, los salarios justos, por una canasta familiar que no sea costosa, y por oportunidades educativas a las nuevas generaciones. La solidaridad no es solo compasión sino acción. Debe ser conciencia de crear nuevas fuentes de trabajo y de una mejor y eficaz inversión social por parte del gobierno y de la empresa privada.
La pedagogía de la solidaridad debe sanar las heridas de los más golpeados y de los que se encuentran resentidos en nuestra sociedad. Dios toma en serio la libertad y bienestar de los seres humanos que deja por completo la marcha de la historia en nuestras manos.
Hoy es apremiante sacar a Jesús del silencio pues su figura y sus enseñanzas deben importar a la humanidad y al hombre que destroza al otro hombre para sanar las heridas y aprender a vivir en paz.
Pablo Neruda nos dice: “queda prohibido llorar sin aprender, levantarse un día sin saber que hacer, tener miedo a recuerdos… queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños… queda prohibido no intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen menos que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha. Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita”. Recuerda, todos somos importantes en esta vida.
Washington Hispanic
10 de septiembre de 2010
Por quedarnos callados multitud de veces hemos sido cómplices de injusticias, discriminación, violencia, violación de derechos humanos, muertes etc.
Hemos tenido la oportunidad de realizar cosas positivas pero hemos preferido quedarnos callados, de brazos cruzados y convertirnos en críticos destructivos. El crimen, el secuestro, la extorsión, el boleteo, la intimidación se deben a nuestra indiferencia ciudadana y falta de acción valerosa para tomar la iniciativa de luchar por la paz, de denunciar y de formar una cultura solidaria en defensa del prójimo. Nuestro trabajo debe ser en equipo, interesándonos por el bienestar de todos.
Para reeducar en la solidaridad y en la defensa de la vida, requerimos de una dimensión espiritual, de una compaña fuerte sobre la importancia de los valores morales y cívicos. Debemos regresar a enseñar de nuevo en las escuelas urbanidad y ética.
La nueva pedagogía para conseguir la paz y el cese de la violencia debe nacer desde un contacto vital con los afectados por la miseria, por los desempleados, los salarios justos, por una canasta familiar que no sea costosa, y por oportunidades educativas a las nuevas generaciones. La solidaridad no es solo compasión sino acción. Debe ser conciencia de crear nuevas fuentes de trabajo y de una mejor y eficaz inversión social por parte del gobierno y de la empresa privada.
La pedagogía de la solidaridad debe sanar las heridas de los más golpeados y de los que se encuentran resentidos en nuestra sociedad. Dios toma en serio la libertad y bienestar de los seres humanos que deja por completo la marcha de la historia en nuestras manos.
Hoy es apremiante sacar a Jesús del silencio pues su figura y sus enseñanzas deben importar a la humanidad y al hombre que destroza al otro hombre para sanar las heridas y aprender a vivir en paz.
Pablo Neruda nos dice: “queda prohibido llorar sin aprender, levantarse un día sin saber que hacer, tener miedo a recuerdos… queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños… queda prohibido no intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen menos que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha. Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita”. Recuerda, todos somos importantes en esta vida.
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