Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Queridos amigos(as) no voy a hablar de ninguna manera de seres humanos o pequeños bebes que nacen y duran solo 36 horas, voy a discernir un poco sobre aquellas personas como yo que las 24 horas son muy pocas para nuestra forma de vivir. Desde mi juventud siempre he luchado en contra del tiempo. Los relojes de mano o de pared eran mis principales obstáculos o enemigos al transcurrir la vida. A pesar de que me gustaba levantarme temprano, estar a tiempo en mis citas, clases, o eventos estudiantiles, el reloj de mi hogar en Colombia y sus campanadas cada hora me ponían nervioso, era un verdadero esclavo del tiempo.
Es tan así que un día resolví ganarles y pensé que coleccionando relojes iba a establecer una mejor relación con el tiempo y la hora de cada día. Pero esta no fue la solución. Lo que pude aprender por mi mismo fue a vivir con intensidad cada segundo de la vida, y con el paso del tiempo me di cuenta que la vida es muy corta y se va muy rápido y que no nos podemos quedar con los brazos cruzados con tanto que hay que hacer y aprender en este mundo y lógico no esperar que otros manejen nuestro tiempo ni nuestras vidas.
Con el tiempo y los momentos que me daban la “pensadera” lo que nos pasa a muchos de los seres humanos que queremos cambiar el mundo en un minuto y no un minuto para cambiar nuestras vidas. Es allí cuando queremos imitar de nuevo a los hippies, a las estrellas de futbol, a los artistas del cine y llevar en nuestros pechos estampados la figura del Che Guevara. Después entramos en las filas y el pensamiento de la espiritualidad, queremos acercarnos a Dios, peor a nuestra manera. Yo estoy más que convencido que por naturaleza todos somos inconformes; el camino al éxito no es un destino sino un transitar, un caminar y al final trascendente, lo importante es como viajas a lo largo de dicha senda y como buscas el balance en la ida para avanzar.
No importa el tiempo o la edad pero cada uno de nosotros estamos en permanente evolución. Para que la vida sea buena hay que quitarle todo lo malo, hay que añadirle cosas positivas, hay que ser más creativos y lanzarnos sin miedo a las ideas nuevas. La amistad es un valor muy importante en mi vida y a lo largo de todos estos años he consolidado una plataforma de amigos(as) y hemos coincidido en que al tiempo hay que ganarle la batalla. Y en eso tenemos razón, son tantos los proyectos que me planteo cada día y que quiero desarrollar que las 24 horas del día son muy pocas y que personas como tu o como yo siempre nos preguntamos: ¿Y por que no hay relojes de 36 horas para que nos alcance el tiempo?
Desafortunadamente el tiempo no es mío, le pertenece a Dios y el maneja los proyectos de cada hombre. Y para mi vida cada vez que veo un reloj continuo luchando para poder estirar el tiempo. Y reconocer que todo viene, va y es de Dios. Y que debemos dejarnos guiar por el tiempo de Él y no nuestro tiempo.
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