miércoles, agosto 17, 2016

Carismáticos y Renovación Carismática Obra de Dios


Por José Eugenio Hoyos


La Renovación Carismática es una familia universal con raíces en Pentecostés y los Carismáticos son la fuerza dinámica de esta corriente de gracia. Los preparativos para los 50 años o la fiesta del Jubileo de la RCC ya se está sintiendo en todos los países pero en especial en las asambleas y grupos de oración a nivel internacional.

Hay mucho para celebrar y mucho para agradecer a Dios por tanto derramamiento de dones y carismas. “Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que lo recibieron les dio el poder de hacerse hijos de Dios, lo que creen en su nombre, los cuales no han nacido de cruce de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que han nacido de Dios” (Juan 1, 11-13).


Por la creación éramos simple hechuras de Dios. Ahora por Cristo, pasamos a ser hijos.

En efecto, a partir de Pentecostés, los Apóstoles bautizan en nombre de Jesucristo, administrando el Espíritu Santo: “Convertíos, clama San Pedro y que cada uno de vosotros se haga bautizar en nombre de Jesucristo, y recibiréis el don del Espíritu” (Hechos 2, 38).

Es preciso que tomemos conciencia del beneficio inmenso que supone esta certeza consoladora de la inhabitacíon  del Espíritu Santo en nuestras almas.


Con más razón que Pedro en el tabor podemos y debemos decir: ¡Qué bien se está aquí!

El gozo de los Carismáticos tiene que ser mayor que el de Marta, la hermana de Lázaro, cuando Jesús un día “se hospedo en su casa” (Lucas 10, 18)

Por eso no podemos dejar de apagar el gozo, la evangelización y el entusiasmo porque la RCC es la obra y hechura de las manos de Dios.

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