miércoles, octubre 19, 2011

Únanse en oración 3, 50, 1,000, o más y en poco tiempo obtendremos sanación


Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos



El éxito de la misas de sanación, de retiros, eventos y jornadas de sanación, unción y liberación se debe no solo por la calidad de los predicadores, o de las hermosas alabanzas sino por el poder de intercesión, de la fuera de la oración.

Entre más oración, habrá más sanación… hemos comprobado y lo digo con mucha seguridad que por ejemplo, en las Misas de Sanación cuando se siente con más fuerza la oración y la fe, es cuando hemos tenido más testimonios y han brillado más los milagros, esto nunca nos ha fallado.

Cuando oras con intensidad y te concentras en Dios. El si no puedes tu solo con tu carga, tu dolencia o tu enfermedad pide la ayuda de otras personas, reúne a 10, 15, 20, 50, 300 o más o todo un pueblo, oren juntos y en pocos minutos se empezaran a ver los grandes resultados. La oración tiene un impacto maravilloso y celestial. Cuando comprometemos nuestro espíritu, entonces nuestra alma se comprometa con toda aquella gente que se encuentra en armonía conmigo, es como una química espiritual entre Cristo y los que oran.

Nuestra sanación y liberación de las enfermedades, depresiones, tristezas, odios, resentimientos está en nuestras oraciones comunes. La oración bien hecha tiene un gran poder. “Si me piden algo en mi nombre, lo hare yo, para que el Padre sea glorificado en su hijo”.

Es por eso que a pesar de que en algunos sectores de la Iglesia los grupos de oración carismática han sido mal entendidos por falta de orientación, de una buena guía o un acompañamiento sacerdotal, los grupos de oración siguen multiplicándose por la gran cantidad de testimonios de sanaciones y curaciones que están sucediendo cada minuto en el mundo creyente. Definitivamente hay gran cosecha en abundancia para recoger. Dios trabaja invariablemente por medio de canales humanos. Debemos hacernos canales dispuestos para extender ese poder de la oración. “Donde hay dos otros reunidos en ni nombre, yo estoy presente en medio de ellos” (Mateo 18, 20). La presencia de Jesús se siente con mucha fuerza y el Espíritu Santo abrirá nuevos caminos.

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