miércoles, octubre 27, 2010

La Iglesia Católica no es un club privado

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Toda persona bautizada en la fe católica entiende dentro de su formación personal que desde ese momento comienza a pertenecer a la gran familia universal llamada: Iglesia Católica.

Lo digo bien claro familia, no a un club privado. La Iglesia verdaderamente es un organismo vivo donde la cabeza es un Cristo vivo y resucitado del que somos miembros, del mismo modo que manos, pies, brazos y piernas, son miembros de un cuerpo. Como católicos comprometidos no somos una asociación libre de persona que piensan del mismo modo. El bautismo nos ha unido los unos a los otros de una forma intima y profunda.

En la Iglesia Católica estamos unidos los unos con los otros y con Cristo en el corazón, mente y alma. En realidad la Iglesia no es un club porque pertenecer a ella es participar en una comunidad de fe, cuyos miembros se han comprometido en cada aspecto, no tan solo un segmento, de sus vida a Jesús.

Ser Iglesia es ser sabios administradores, es decir, compartir nuestro tiempo, talentos y frutos con la comunidad de fe y mas allá.

Algunos parroquianos han convertido algunos ministerios pastoral y evangelización en un club privado. Lo encontramos tristemente en los Cursillos de Cristiandad, la Renovación Carismática, el Camino Neocatecumenal, la Legión de María, Ministerios Juan XXIII, Emaus etc. Perdemos el rumbo espiritual hasta llevar a las ovejas que están a nuestro cuidado al abismo. Los malos dirigentes hasta hablan de independizarse de la Iglesia, de la Diócesis, del Vaticano, porque la jerarquía estorba y no podemos hacer lo que nos da la gana.


Los católicos con una espiritualidad débil y no siguiendo el mandato evangélico de Cristo hasta con sus actitudes no muy cristianos quieran dividir al pueblo de Dios declarándose ellos mismos como de corriente liberal o conservadora dentro de la Iglesia.

Hay algunas hasta que quisieran que el Papa no se elija por medio del voto del colegio cardenalicio, sino por medo del voto popular como a cualquier presidente.

En conclusión la idea de iglesia es como si fuéramos parte de un club privado y no de la Iglesia fundada por Cristo. Para ser un buen católico hay que conocer las bases, historias, los dogmas y no perder la identidad católica y apostólica.

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