Por el Rev. José Eugenio Hoyos
El Diario de Hoy
23 de Agosto de 2008
Todos los inmigrantes indocumentados que viven en territorio Estadounidense sueñan con conseguir su residencia permanente, hacerse ciudadanos y arreglar su estatus migratorio lo más pronto posible y así poder vivir y trabajar con tranquilidad en este país. Hace varios días vino a nuestras oficinas del Apostolado Hispano de la Diócesis de Arlington, un visitante especial con una historia bastante especial. El es Mario Castellón Leyva, un Salvadoreño de 39 años de edad, nacido en Usulután y fue criado en San Miguel, también es el feliz padre de Francisco de 8 años.
Desde muy pequeño dentro de su pobreza quería ser futbolista pero gracias a los consejos de un amigo le consiguió una bicicleta usada y se incorporó al ciclismo Salvadoreño. Casi siempre en todas las competencias, cuenta él sin desilusionarse. Quedaba de ultimo o penúltimo pero nunca se desanimó y todo fue al contrario, le daba más ánimo. Pero el gran triunfo de su vida fue cuando batió record en el estadio Miguel Félix Charláix de San Miguel, donde estuvo dando vueltas sin parar en la bicicleta por un espacio de 19 horas y 3 minutos; según Mario si hubiera llegado a las 21 horas, hubiese quedado en el libro de records Guinness.
Pero por su pobreza decidió venir a probar suerte en los Estados Unidos. Se casó con una Norteamericana pero desafortunadamente ella era casada y cuando inmigración los llamó, no pudo obtener la residencia porque por ese motivo no calificaba. Cuando el juez de inmigración le preguntó cual era su profesión, él le contestó: “Ciclista y amo la bicicleta.” Le mostró fotos, recortes de periódicos donde había participado para apoyar a los niños de cáncer y otros eventos. Fue tanto que se conmovió el juez que decidió concederle la residencia temporal, luego con los años ya ahora es residente permanente.
Ahora después de haberse quedado sin trabajo y de experimentar el sufrimiento de los inmigrantes ha decidido hacer algo por ellos. Y desde el 31 de mayo de 2008 tomó su famosa bicicleta y desde su amada San Miguel ha empezado una misión especial con un recorrido solidario de llevar un mensaje de respeto para las familias hispanas, la desintegración familiar, las deportaciones para que los que puedan votar, voten por leyes que defiendan la unidad de las familias y de los niños. Dentro de su recorrido se ha podido dar cuenta que para el inmigrante aunque tenga documentos es difícil. Esto lo ha experimentado en Guatemala, México, los estados de California, Texas, Georgia, las Carolinas y ahora esta con nosotros para celebrar las fiestas Salvadoreñas y animar a otros a seguir adelante.
Foto: El padre Hoyos y sus colegas reciben al ciclista Mario Castellón Leyva en la oficina del Apostolado Hispano
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