Por
José Eugenio Hoyos
Este
año de la misericordia es para nosotros los Carismáticos una preparación
espiritual para celebrar los 50 años de la Renovación Carismática. Es la gran
oportunidad para ser parte activa de la cultura de Pentecostés en la Nueva Evangelización.
Esa esperanza
permanece por sobre el velo de nuestro entendimiento de nuestras limitaciones e
importancia porque “Fuimos sepultados con Cristo en su muerte.” “En ella hemos
vencido al pecado y a la misma muerte.”
El,
Cristo Jesús, tiene poder para calmar las tempestades, como lo hizo en
Tiberiades, y de cuidar de nuestras vidas. Porque su amor es infinito, más de
lo que podemos imaginar, pensar o sentir.
“Estas
señales acompañaran a los que crean en mi nombre echaran los espíritus malos,
hablaran en nuevas lenguas... Pondrán las manos sobre enfermos y sanaran.”
(Marcos 16,17-18) Así que Carismáticos es mucho el trabajo que nos espera.
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