Por
José E Hoyos
Se
siente en todas las Iglesias la seriedad y el compromiso para orar más,
colaborar con las obras de caridad y comprometernos más con los ministerios
pastorales.
Este
año jubilar de la Misericordia ha abierto todas las puertas de las Basílicas y
Catedrales para oxigenar las Iglesias con la fuerza del Espíritu Santo.
Pero
los creyentes Católicos y los Carismáticos nos preguntamos: ¿De verdad tiene
rostro de la Misericordia? Y la respuesta es sí, totalmente positivo, el mismo
Papa Francisco afirma con entusiasmo que “Jesucristo es el rostro de la
Misericordia del Padre.” Dios, nuestro Padre, envió a su hijo unigénito a
revelar su Misericordia: su voluntad de salvarnos y liberarnos de los efectos
permanentes del mal, del pecado, del sufrimiento y de la muerte y de
concedernos la vida eterna una vez terminado este peregrinaje terrenal.
Por su
muerte y resurrección, Jesucristo, Nuestro Señor, nos ha redimido y nos ha
abierto el camino para superar todas las dificultades, encontrar el perdón de
nuestros pecados y llegar a la vida prometida, la vida eterna.
Nuestro
Padre Celestial continúa llamando a hombres y mujeres a ser “Heraldos,
portadores y multiplicadores de la Misericordia.” De una forma efectiva y
llevando el RUAH (el soplo de Dios) a la humanidad. Recordemos que Dios llamo a
Isaías para enviarlo a su pueblo con el mensaje de su Misericordia salvadora. Y
más tarde llamo a Pedro, Andrés, Santiago y a Juan por medio de su hijo para
enviarlos con un poderoso mensaje de Misericordia.
Ahora
nos llama a cada uno de nosotros para que nos llenemos del Espíritu Santo y nos
preparemos a vivir un nuevo Pentecostés en esta Nueva Evangelización.
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