Arlington Catholic Herald
30 de agosto de 2007
El mundo en realidad ha cambiado. Las costumbres, las modas, la arquitectura, el arte, la música, la tecnología y la ciencia han avanzado. Encontramos adelantos en la medicina, descubrimientos de nuevos medicamentos. El hombre sigue descubriendo nuevos planetas y queriendo llegar a ellos. Cada vez el hombre se convence más de la existencia de Dios y también nos damos cuenta que entre más avanzamos el mundo necesita más de Dios. Hay hambre y sed de Dios.
Tsunamis, terremotos, huracanes y grandes catástrofes golpean a nuestra querida planeta. El ser humano sigue luchando para defenderse y adaptarse a estos cambios climáticos. Hemos aprendido nuevas técnicas pero lo que nos falta por aprender todavía es cómo detectar a tiempo un terremoto o un tsunami.
Pero algo que sí es positivo y de lo que nos debemos sentir muy orgullosos es que hemos aprendido de cada tragedia a ser cada día más generosos, más concientes del dolor de las familias que pierden a sus seres queridos en estos desastres naturales.
Un ejemplo de ello fue el terremoto en la hermana república del Perú. La experiencia que el mundo entero ha experimentado en la generosidad de millones de personas para ayudar y enviar artículos de emergencia a las víctimas conmueve hasta el más duro de corazón. Esto ha demostrado una vez más que el espíritu de Dios se mueve entre nosotros.
El gran porcentaje de la humanidad es sensible hacia el dolor ajeno. Es maravilloso sentir esa unión de seres humanos mostrando con obras de caridad el lado positivo de nuestras vidas. No tenemos que esperar otra catástrofe o tragedia para continuar haciendo el bien y para trabajar por los marginados y desplazados de nuestra sociedad.
No podemos olvidar que todos somos parte de este ciclo de la vida. Mientras más das, más recibirás, si das con alegría. El placer de dar nos introduce en la corriente inextinguible del amor, un amor que nos mueve a dar y a darnos sin medida y a vivir unidos. En saber dar y saber recibir está uno de los principios de la paz interior que anhelas y que es fuente de felicidad.
Nunca te canses de hacer el bien. Sé fuente de generosidad, concordia, fraternidad y solidaridad.
Feligrese diocesanos se suman a esfuerzos por Perú
Por Alfonso Aguilar
Arlington Catholic Herald
30 de agosto de 2007
Aun antes del terremoto en Perú, la Oficina del Apostolado Hispano de la Diócesis de Arlington ya venía canalizando apoyo a las víctimas y familiares de las bajas temperaturas en el país sudamericano hoy de luto.
A través de programas radiales católicas patrocinados por la diócesis y de los boletines parroquiales se facilitó la radiotón "Un Día por Perú" en las ondas del 1390 am.
"En plena campaña, con más 30 mil dólares recaudados", dijo el Padre José Hoyos, director del Apostolado Hispano, "nos enteramos del terremoto."
Ante tal tragedia, la comunidad de nuevo mostró su solidaridad y se desbordó para ayudar a las víctimas y a las familias de los damnificados.
La feligresía de la diócesis se vio afectada por los miles de peruanos que pertenecen a sus parroquias, y en particular porque una familia de la Hermandad del Señor de los Milagros de Virginia perdió a sus seres queridos en el terremoto.
"Nuestros feligreses se unieron de nuevo a la radiotón de la emisora El Zol, donde con gran emoción empecé el radiotón con una oración y un llamado a nuestros hermanos latinoamericanos para hacernos presentes con nuestro aporte," dijo el Padre Hoyos.
El religioso informó que feligreses de diferentes parroquias colaboran con otra estación, Radio América para multiplicar la ayuda.
El pasado fin de semana se realizaron vigilias en las parroquias El Buen Pastor y el Santísimo Sacramento en Alexandria, y en San Antonio de Padua en Falls Church.
Se realizará una misa comemorativa en la parroquia Sta. Ana en Arlington el viernes 14 de septiembre a las 7:30 p.m. celebrada por el padre peruano Jorge Acho. El mismo día y a la misma hora, el Padre Hoyos ofercerá otra misa en la Parroquia Cristo Redentor en Sterling.
Las donaciones se están canalizando a través de Catholic Relief Services, o Caridades Católicas o a MAPAVI, Inc., PO Box 8523, Falls Church, VA 22041. Se solicita que las donaciones indiquen que la ayuda es para el Perú.
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