Por el Padre José E. Hoyos
Arlington Catholic Herald
25 de diciembre de 2008
Esta es la pregunta obligada que todos los bautizados, los creyentes y los cristianos de todo el mundo debemos hacernos. ¿Por qué es importante celebrar la Navidad?
La respuesta que no podemos desconocer es porque declaramos de corazón que Jesucristo es nuestro Salvador, creemos honestamente que es el hijo de Dios humanizado y además por que este tiempo de Navidad nos da la oportunidad de tener un encuentro maternal, paternal y de hermanos(as) con Jesús de Nazaret.
Es el tiempo fascinante de la historia de la salvación donde Dios quiere que seamos testigos de este sublime nacimiento desde 2008 años hasta la eternidad. Él nos manda cada año a celebrar con alegría para decirnos desde el cielo que no nos olvida y que a pesar de todo seguimos siendo sus creaturas predilectas.
En todo lugar, en cualquier situación y nación del orbe el Espíritu Santo se encarga de prepararnos a recibir bien al huésped del amor con ternura, con dedicación, alegría, emoción, compartiendo, en el reencuentro, la esperanza y la fe. Dándonos así las mejores vivencias Navideñas que bien vividas se concierten en oración.
Para una gran mayoría las Navidades nos inyectan alegría pero aunque nos sorprendamos, existe un grupo donde esta magna celebración trae nostalgias, tristes, recuerdos, etc. En mi caso personal, pues mi hermana mayor murió el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, un tío el 12 de diciembre, fiesta de la Virgen de Guadalupe, mi abuelita maternal el 24 de diciembre, otro tío el 31 de diciembre y mi madre el 6 de enero, fiesta de los Santos Reyes, son fechas que nos recuerdan a nuestros seres queridos con nostalgia. Pero con el reconocimiento que son fechas muy significativas para este tiempo litúrgico tan importante dentro de la Iglesia.
A través de nuestra profunda fe, reconocemos que la ausencia terrenal de nuestros seres queridos ha sido una ganancia al cielo. Su partida al cielo es un regalo Navideño, un premio merecido. Esto nos anima más a celebrar con alegría y gozo el tiempo de Navidad.
Muchos se deprimen en este tiempo porque han olvidado el verdadero significado de la Navidad y lo reemplazamos con recuerdos negativos y con objetivos puramente consumistas que en nada honran al Nazareno. ¿Serás tan atrevido(a) como para ignorarlo y aun así celebrar este tiempo Navideño? ¿Y así alejado de Dios piensas comenzar el Año Nuevo? No pierdas a Dios en estas Navidades, comienza con Jesús este nuevo año. Invita a Jesús a tu casa, atiéndelo bien, todavías estas a tiempo.
1 comentario:
Antes de escribir nada, debo dejar claro que me considero ateo. Sin embargo, durante toda mi infancia recibí fuertes influencias religiosas cristianas, puesto que asistí a centros religiosos desde los 2 años hasta los 16. Por tanto, tiendo a ver la Navidad como una fiesta alegre y familiar. Es posible que no comparta las creencias cristianas, padre Hoyos, pero siento una profunda simpatía, empatía y, ante todo, respeto por las creencias de los demás.
En particular, como ya he expuesto, siento gran afinidad por la religión cristiana. Siento alegría por celebrar el nacimiento de Jesucristo, porque, aunque personalmente no crea en ello, considero que es, independientemente del sentimiento religioso, una forma de dar esperanza a la humanidad. Y es algo que admiro y celebro con alegría.
Cuando siento tristeza es, efectivamente, con la gente que piensa en la Natividad de Cristo como una ocasión exclusiva para comprar, gastar y quedar bien con los demás. Lo más importante de la Navidad no son los regalos, sino saber apreciar lo bueno que tenemos alrededor. Y, quién sabe, a lo mejor algún día Dios llame a mi puerta. No puedo saber si finalmente será parte de mí, pero lo que sé seguro es que no le cerraré la puerta, sino que la abriré y le invitaré a pasar.
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