Rev. José Eugenio Hoyos
Definitivamente en este mundo la mayoría de personas no se dan cuenta del valor de su existencia de la misión que Dios les tiene; el mundo pasa tan rápido a su alrededor que ni siquiera se dan cuenta. Hay otro grupo de personas que no se valorán ni se quieren como son, pues tienen o le dan poco valor a sus vidas. Son como flores marchitas en un bello y esplendoroso jardín.
Un grupo de estudiantes de Geografía, estudiaba las Siete Maravillas del Mundo. Al termino de la clase se les pidió hacer una lista de las que ellos consideraban ser realmente las Siete Maravillas del Mundo. A pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por lo siguientes: Las Pirámides de Egipto, el Taj Majal, el Gran Cañón, el Canal de Panamá, el Empire State, La Basílica de San Pedro y la Muralla China.
Mientras hacia la votación el maestro notó que una estudiante permanecía aún callada y no había entregado su lista, así que le preguntó si tenía problemas para hacer su elección. La jovén respondió tímidamente: “Si, un poco, no puedo decidirme con tantas maravillas”…."Bueno," el maestro dijo. “Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos ayudarte.” La joven titubeo: “Creo que las Siete Maravillas son: poder tocar, poder saborear, poder ver, poder escuchar.” Titubeando un poco continuo: “poder sentir, poder reír y poder amar.”
Al terminar de leerlas la clase quedó en silencio absoluto, y es que es muy sencillo poder ver muchas de las hazañas del hombre y referirnos a ellas como maravillas, cuando a veces pasan despercibidas las maravillas que Dios hizo por nosotros y que son sencillamente comunes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario