miércoles, diciembre 08, 2010

Sin estrellas no hay Navidad

Por el Rev. José Eugenio Hoyos


Cada época navideña tiene un encanto muy especial, la Navidad viene acompañada de muchos símbolos, canciones, oraciones, comidas especiales, adornos de toda clase, de colores donde sobresalen el verde y el rojo, tiempo de compras, de regalos, de caridad, y sensibilidad por los necesitados.

Con gran alegría ya saben los niños, los jóvenes y adultos que ha llegado Navidad porque en las calles los centros comerciales y los en hogares se prenden las luces multicolores en los arbolitos de Navidad en el pesebre o al frente de las casas, en las ventanas y en los antejardines.


Todo este colorido le da una magia especial a las celebraciones de Navidad y un homenaje muy merecido al personaje y al motivo principal de nuestra celebración el Niño Dios, Emmanuel: Dios entre nosotros. Pero se imagina usted querido amigo(a) si en la Navidad faltaran las estrellas, entonces no seria una Navidad completa, pues las estrellas juegan una misión importante en la historia de la salvación y desde luego del Nacimiento de Cristo.

Un ejemplo lo encontramos en San Mateo 2, 2: “cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del Rey Hedores; vinieron del oriente a Jerusalén unos Magos, diciendo: ¿Dónde esta el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”. “Una estrella indescriptiblemente grande apareció de entre estas estrellas y las deslumbro de tal manera que ya no lucían y así supimos que un Rey había nacido en Israel”.


San Ignacio dice: “un astro brillaba en el cielo mas que todos los restantes, su situación era inexplicable, y su novedad causaba asombro, los demás astros juntos con el sol y la luna, formaban un coro en torno a este nuevo astro, que los superaba a todos por su resplandor. La gente se preguntaba de donde vendría este nuevo objeto, diferente de todos los demás”.

Que en estas navidades cada cristiano será parte de esta lluvia de estrellas cuando sea portador de amor, solidaridad, afecto, cariño, compasión, perdón, alegría, gozo, fe, oración y ponga a Jesús en el centro de cada corazón.

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