miércoles, junio 22, 2011

Después de Pentecostés el Espíritu Santo nos invita a evangelizar sin miedo

Por el Rev. José Eugenio Hoyos





Grandes sorpresas hemos encontrado dentro de la Renovación Católica Carismática, de personas que llevan años perteneciendo a este gran y hermoso movimiento pero que en realidad lastimosamente no han tenido una verdadera conversión, ni han sentido la presencia del Espíritu Santo. Es por estas situaciones que los encargados de los grupos o círculos de oración estén alerta y pongan más cuidado en la formación.

Hace varios meses fui a dar un retiro en otra ciudad en los Estados Unidos y los organizadores del evento varios de ellos formaban parte del grupo Timón de sus respectivos grupos de oración y me comentaban que nunca habían realizado el “Seminario de Vida en el Espíritu” y que desconocían la importancia de los dones del Espíritu Santo.

Comentario que me preocupo profundamente, pues no se puede llegar a las directivas de este santo movimiento carismático sin haber realizado este retiro espiritual llamado “Vida en el Espíritu” En ese momento me di cuenta de la ignorancia de nuestra gente en la Iglesia Católica debido a la falta de formación y de estudio de los fundamentos y bases de nuestra doctrina católica hasta tristemente empezando por nosotros los sacerdotes que desconocemos e ignoramos las ganancias evangelizadora que traen los buenos y fieles carismáticos. Un buen evangelizador, párroco, diacono, en vez de condenar, cerrar y castigar a los grupos debe guiar, enseñar y educar más en la fe con respeto al Espíritu Santo.



Así como está el mundo de hoy, la Iglesia, y la confusión de creencias y multiplicación de sectas es cuando con mayor fuerza hay que re-evangelizar sin miedo y con testimonio autentico mostrar y demostrar que Cristo vive y su palabra tiene poder. Debemos ganarle al enemigo que ataca en todos lados. La victoria vendrá sobre la Iglesia, los grupos de oración, las familias y sobre cada uno de nosotros. Cuando tomemos conciencia de ganarle el juego al enemigo por medio de la unidad, con el Espíritu Santo, en la oración, el ayuno y la penitencia. Un ejemplo, de ello lo vivimos en la celebración de Pentecostés en el estadio el Campin de Bogotá, con el gozo de los ministerios musicales, con la oración de más de 20 mil participantes y con la larga lista de testimonios de sanación que se escuchan por todo lado. Definitivamente Dios estuvo grande entre nosotros. Amén! Bendecidos, Encendidos y en Victoria.

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