jueves, enero 12, 2012

Maria es la puerta, Jesús es el camino

Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos


Es una lástima que todavía media humanidad no conoce el verdadero camino para encontrar la única felicidad eterna y la salvación que es Cristo Jesús.

Muchas personas han intentado tener un encuentro personal con Cristo y se les ha hecho muy difícil, han encontrado varios obstáculos, se han llenado de pereza y se han quedado en la mitad del camino. Otro grupo no se han negado rotundamente pero por ahora han sacado miles de excusas y pretextos para acercarse a Dios. NO lo niego que el camino de quien sigue al Maestro es estrecho, pero que cuando se hace el esfuerzo de caminarlo vale la pena.

Pero si seguimos las huellas y la mirada de Cristo, el camino se hace corto y llegamos más rápido a la meta buscada. Cristo mismo es el camino, la puerta angosta. No vamos por un camino más difícil sin sentido y sin recompensa. A pesar de que la tecnología, los nuevos eventos tan sofisticados absorben una buena parte de nuestro tiempo. Esto no nos puede impedir de dedicar unos minutos para nuestra jornada de salir al encuentro con nuestro Señor.

La tecnología virtual por ejemplo, es maravillosa y sorprendente. Facilita nuestra vida pero puede tendernos una trampa peligrosa: nos incita a querer solo lo cómodo, a rehuir el esfuerzo y a dejarnos anestesiar por un virus llamado hedonismo.

Claro que esto no es nuevo, aunque hoy sea más evidente. Basta acercarse al mensaje de Jesús para comprobarlo: “Entrad por la puerta estrecha, decía el Maestro, porque ancha es la entrada y que angosto el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella, pero que estrecha es la entrada y que angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran” (Mateo 7, 13).

Nada grande se alcanza sin esfuerzo y es gracias a la dedicación y el sacrificio como llegamos a la cumbre. Por eso es mejor entrar por la puerta estrecha del Evangelio. “Yo soy la puerta; el que por mi entrare será salvo y entrara y saldrá y hallara pastos (Juan 10:9). La puerta es la Santísima Virgen y el camino es Jesús, y los dos se encuentran en la única Iglesia de Dios. La Madre de Dios se llama “La puerta”, porque es portal de eternidad: por ella vino el Dios eterno a este mundo, y su hijo es el camino, por el cual los hombres llegan a su destino final en la eternidad. 

2 comentarios:

María Contreras dijo...

Hermosa reflexión, y verdadera. Hoy en día estamos enajenados por los bienes y la "seguridad" terrena, pero basta nadamás ver ejemplos en los que todo el progreso y el bienestar económico de naciones e individuos, se impacta ante aquellos acontecimientos que sacan a flote nuestra pequeñez. Es nuestro deber trabajar por el bienestar, pero siempre reconociéndonos débiles, para que actúe la fuerza divina, porque luego la puerta "ancha" pierde sus límites y lanza al vacío a quienes se dejan llevar por su espejismo.

Anónimo dijo...

Maria no es ninguna puerta :s es Jesus y solo Jesus, no hay ninguna mas