miércoles, mayo 23, 2012

Cristo y María dos grandes tesoros.

Por Rev. Padre José Eugenio Hoyos.

Da tristeza que muchos creyentes hoy en día saquen de sus corazones la presencia divina de la Virgen María, cuando ella juega un papel de suma importancia en la historia de la Salvación.
Sin el SI de maría no hubiéramos tenido a Jesús, nuestro Baluarte de la  salvación.
Tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo. Él nos amó y nos ama con un corazón humano que revela el infinito amor de Dios. El corazón traspasado de Jesús en la cruz revela su amor que es el amor del padre.
A través de los siglos, Jesús y María Santísima han revelado sus corazones a varios Santos.
En tu vida personal ¿Te alimentas y fortaleces tu vida con el rezo del Santo Rosario? Es una pregunta que conviene hacértela cada día, pues el enemigo cuando siente la ausencia de la Oración, y la debilidad en tu Espíritu, decide convencerte y desea arrebatarte el Alma. Debes siempre descubrir que tienes en tu mano un arma poderosa: Oración y continuidad con el Santo Rosario.
Tu gran tesoro es el amor de nuestra madre María y la protección de su hijo: Jesucristo. Cuando sentimos en la vida que Dios nos carga en vez de aliviarnos, hemos de evitar la desesperación, la angustia, las quejas, las lamentaciones. Casi siempre no entendemos en el momento, mas si no perdemos la esperanza, podemos llegar a constatar que las decisiones de Dios siempre caminan a favor de quienes confían en Él.
La confianza y la devoción a María como madre de Jesús es toda una ganancia en nuestra vida Espiritual. Son dos grandes modelos que todo Católico debe imitar como dijera maravillosamente el Papa Juan Pablo II: “El hombre es el artífice de su propio triunfo o de su propio fracaso”.
La diferencia está en la Fe en Cristo y el seguir los pasos de la Virgen María, pues para el hombre de Fe ningún problema es pesado y mucho menos si es Jesús la verdadera salvación. Pero es evidente que la Fe no es para los cobardes, sino para los valientes. Casi siempre no entendemos en el momento, más si no perdemos la esperanza, podemos llegar a constatar que las decisiones de Dios y la intersección de María Santísima siempre caminan y funcionan en los que confían en su Misericordia.
En Nuestros corazones tenemos dos grandes tesoros. Jesús y La Virgen María

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