lunes, abril 07, 2014

Tu Ora que de la Sanación se encarga Cristo.

Por Rev. José Eugenio Hoyos.


La oración tiene un poder sanador y liberador. En las sagradas Escrituras se nos habla repetidamente sobre la perseverancia en la Oración.
Definitivamente nuestra armadura Espiritual consiste en cubrirnos de mucha Oración y de intercesión profunda en nuestras plegarias y peticiones.

Hebreos 4:16 “Acerquemos, pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar la gracia para el oportuno socorro” nuestra Fe, nuestras obras de misericordia, nuestras alabanzas en la comunidad son factores importantes para obtener resultados que esperamos 1 de Juan 5: 14-15 nos dice: “y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que las peticiones que le hayamos hecho”.
¿Hay entre ustedes alguien que este afligido? Que Ore a Dios.

¿Alguno de ustedes está de buen humor? Que cante alabanzas.
¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que se llame a los ancianos de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del señor (Santiago 5, 13-15).



Un niño de unos 9 años un domingo recuerda a su papa que hay que ir a misa; Hoy no vamos dice el padre, yo tengo otras cosas que hacer. Pero papa insiste el niño, es que tenemos obligación de ir, lo manda el tercer mandamiento de la ley de Dios.
No te preocupes eso no tiene importancia. Ya iras otro día. El pequeño se calla, pero al poco rato interviene de nuevo: Oye papa, si el tercer mandamiento no tiene importancia, el cuarto aún debe importar menos.

Dios nos dio los mandamientos como una gran arma de Oración poderosa, un gran signo de su amor.
No conviene confundir fácil o agradable con bueno. Ni tampoco chistoso con malo. Normalmente las cosas buenas cuestan.

No le impidamos a nadie que asista a la Iglesia, que participe en un evento espiritual, retiro o grupo de Oración. Todos estamos llamados a alimentarnos de la Oración es lo único que nos sostiene.
Si queremos que Jesús siga sanando hay que seguir Orando.

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