Por José
Eugenio Hoyos
Todo movimiento Católico es un camino importante que nos
puede llevar a la santidad.
De la misma manera la Renovación Carismática Católica como
corriente de gracia no solo nos lleva a Cristo sino que tiene una multitud de
maneras de llevarnos a la santidad.
Los Carismáticos dentro de su espiritualidad y cultura de Pentecostés
estamos bendecidos de poder obtener dones y carismas que con el tiempo cada
creyente va desarrollando en su crecimiento espiritual.
Cada grupo de oración o asamblea Carismática nos une a vivir
en plenitud, profundidad y gozo las diferentes formas de realizar la oración una
en silencio, otra comunitaria, oración de perdón, oración de acción de gracias,
oración de sanación, oración de alabanza y liberación.
La formación Carismática es sólida pues la plataforma esta
cimentada en los Sacramentos y sobre todo en el poder de la Santa Eucaristía. Igualmente
la enseñanzas están fundamentada en las Sagradas Escrituras, en los documentos
de la Iglesia en el Catecismo Católico.
Un Carismático debe distinguirse por la devoción a la Santísima
Virgen María y ser asiduo al Santo Rosario.
Los Carismáticos deben ver multiplicadores de la Adoración Eucarística,
pues allí esta el poder trinitario que sana, salva, libera y transforma.
“Santo es el que hace lo que Dios quiere, cuando Dios quiere,
como Dios quiere y precisamente porque El lo quiere” (Santo Tomas).
Un Carismático santo es el ser mas normal; vive de acuerdo
con lo que es, y no es fanático.
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