Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
1 de junio de 2007
Este artículo tiene como finalidad informar acerca de los acontecimientos y hábitos que afectan a los seres humanos. Nos quejamos de la delicuencia y violencia juvenil, pero increíblemente los padres de familia son los responsables en parte de la actitud de los hijos. Compran juguetes bélicos a los hijos en el cumpleaños o en las navidades.
Discuten y alzan la voz con palabras soeces sin darse cuenta que afectan a los menores. Enseñan a mentir a los niños cuando responden una llamada telefónica. Padres de familia fuman en frente de los hijos, intoxicando los pulmones de estas víctimas inocentes.
Encontré una noticia referida a que la industria cinematográfica en Estados unidos va a adoptar, desde ahora, la actitud más restrictiva que se recuerde en relación con el cigarillo, lo que se considera otra escalada contra el hábito de fumar.
Según la disposición dictada recientemente por la Motion Picture Association of America (MPAA), entidad que agrupa a los grandes estudios y cuyos criterios suelen influir en el comportamiento de la industria cinematográfica en todo el mundo, las escenas en las que se fume, tendrán en USA el mismo tratamiento que el sexo, la violencia o las palabras agresivas, a la hora de calificar las películas.
La medida de la MPAA es por demás oportuna toda vez que, según asegura una encuesta de la Universidad de California, en el 75 por ciento de las películas actuales aparece alguien fumando. Y claro: las consecuencias preocupan, porque el cine está reclutando una nueva generación de fumadores menores que imitan lo que ven en las salas.
De acuerdo con las publicaciones especializadas Lancet y Pediatrics, los niños de hasta 10 años que ven films en que los protagonistas fuman tinen 7 veces más de probabilidades de iniciarse en el hábito que quienes no están expuestos a ello.
Además, son los menores que viven en hogares de no fumadores a quienes más afectan esas imágenes. Es de esperar que medidas tales como la adoptada por la MPAA sean imitadas en el mundo por otros organismos cinematográficos, así también por la industria de la televisión, de manera que las películas o series que transmitan no sean utilizadas como soporte publicitario del hábito de fumar y de los cigarillos, para no soslayar los esfuerzos que están imponiendo para mitigar los efectos nocivos que el tabaco provoca en la salud de los seres humanos.
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