Rev. José Eugenio Hoyos
Nuevas Raíces
5 de Diciembre de 2007
Rápidamente se nos llegó el mes de diciembre, un mes donde se nos anuncia con tristeza o alegría que empieza un nuevo año. La humanidad entera ha experimentado muchos cambios sociales, políticos, religiosos, climáticos, culturales y cambios económicos desastrosos para otros. Pero pacientemente el ser humano se va acomodando a estos cambios que sacuden fuertemente a la sociedad. Hay cambios buenos y cambios regulares en nuestras vidas. Ojalá que en este tiempo litúrgico de Adviento los cristianos en el mundo entero nos preparemos a recibir al verdadero motivo de estas fiestas, al Salvador del Mundo Cristo Jesús. Que en estas Navidades que estamos empezando le demos prioridad a Dios, la familia, el perdón, la reconciliación y vivamos a plenitud el Evangelio.
Toda evangelización en los cambios de los tiempos debe ser inculturación del Evangelio, que es exigencia del seguimiento de Jesús y además, que toda cultura puede llegar a ser cristiana. La Iglesia Católica defiende los auténticos valores culturales de todos los pueblos, especialmente de los oprimidos, los indefensos y marginados, ante las fuerzas arrolladoras del pecado manifiestas en la sociedad moderna. En muchos de los rincones de nuestro planeta encontramos cordones y asentamientos de miseria que ojalá con nuestra concientización solidaria ayudemos a cambiar este panorama escalofriante de desigualdad humana. En muchos lugares desafortunadamente la verdad está esclavizada bajo los intereses de la riqueza y el poder.
En este tiempo de recibir a Cristo en nuestros corazones y en nuestros hogares, es necesario llamar a la injusticia por su nombre, denunciar la explotación del hombre por el hombre, la discriminación, el racismo, promover la liberación integral del hombre, urgir cambios estructurales, y acompañar al pueblo que lucha por su liberación. Que en nuestros países haya participación social, salarios justos y equitativos, que los precios de la canasta familiar beneficien a los más necesitados. Que en las maquilas, empresas e industrias no tengamos esclavos sino personas justamente pagadas y que haya esperanza e igualdad social. Desde esta columna pido públicamente disculpas si con algún comentario local o internacional he ofendido a alguien o alguna ideología. ¡Feliz Tiempo de Adviento!
1 comentario:
...En muchos lugares desafortunadamente la verdad está esclavizada bajo los intereses de la riqueza y el poder....
Si es verdad...y El Vaticano es uno de ellos.
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