Rev. José Eugenio Hoyos
Nuevas Raíces
10 de Marzo de 2008
Todos los cristianos en el mundo entero después de participar en diferentes eventos, vigilias, retiros y de vivir a plenitud la Cuaresma nos sentimos ya bien preparados de celebrar nuestra Semana Santa o la semana mayor de la Iglesia.
Esta Semana Santa este año en los Estados Unidos tendrá un sabor diferente pues nos estamos preparando los católicos del área metropolitana y en otros lugares del suelo norteamericano para recibir a nuestro máximo líder de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI, momento en que la espiritualidad, la oración, la penitencia y las obras de misericordia nos hacen realmente más fuertes.
La Semana Santa hay que tomarla con seriedad; no es tiempo de planear vacaciones, es tiempo de hacer un viaje especial si, pero al interior de nuestras vidas.
El Domingo de Ramos comienza la semana Santa, con el recuerdo de las palmas y de la pasión del Señor, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la pasión del Señor. En esta solemne celebración los cristianos vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los Olivos, donde Jesús nos recuerda con su gesto, un gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías.
El evangelista San Lucas nos habla de que mucha gente iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: “¡Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto!”.
Hoy se transforman en un gran eco y un grito de millones de indocumentados en el mundo entero que le piden a Jesús librador, no más discriminación, no más redadas, no a la intimidación y donde extienden grandes alfombras del dolor y angustia al paso de Jesús por el llanto de tantas familias que ahora han sido alejadas y separadas de sus seres queridos. Ya no son tantos los ramos ni las palmas diciendo ¡Hosanna Hijo de David!, sino ¡Hijo de David intercede por una nueva amnistía en América!
El Triduo Pascual se considera como tres días de preparación a la fiesta de pascua; el jueves que comienza con la misa vespertina del Señor, alcanza su cima en la Vigilia Pascual y se cierra con las vísperas del Domingo de Pascua.
Es significativo que los padres de la Iglesia, tanto San Ambrosio como San Agustín, conciban el Triduo Pascual como un todo que incluye el sufrimiento de Jesús y también su glorificación.
El Camino Cristiano es el camino iluminado por las enseñanzas y ejemplos de Jesús. Es el camino de la cruz, que es también el de la resurrección.
1 comentario:
Querido Padre Hoyos,
Permitame estar en union de oracion por medio de este medio para pedir la misericordia de Dios para todos los inmigrantes. Hoy que ya viene a USA nuestro Santo Padre Benedicto XVI, unamos a el para que el gobierno del presidente Bush tenga compasion y benevolencia para todos lo inmigrantes en este bendecido pais.
Que Dios le cuide y bendiga a cada instante,
Virginia
Queen of apostles, Alexandria, VA
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