Por Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
21 de marzo de 2008
Esta Semana Santa acompañada del Triduo Pascual, Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo, han sido de gran actividad espiritual en nuestra comunidad del área metropolitana e igualmente a nivel internacional. Jesucristo sigue siendo el motivo y el centro de nuestras vidas. El nos ha venido a traer de nuevo la paz y la esperanza, sobretodo a un pueblo que por las leyes inhumanas de inmigración han traído miedo, desesperación, desconsuelo, persecución y tristeza en muchas familias divididas ahora por las redadas y la deportación. La comunidad inmigrante ha acompañado a Cristo en su pasión, en su muerte, en sus escupazos, en su dolor, traición y desprecio. Pero ahora hemos tomado la cruz de nuestros problemas y sufrimientos para aprender a vivir la verdadera resurrección de Cristo que a mil voces gritamos que está vivo, que su presencia la sentimos entre nosotros, ya con su palabra y ejemplo nos da ánimo de continuar luchando por una mejor vida.
Es por eso que cuando recordamos la resurrección recordamos la Carta a los Romanos 10, 9-10 cuando se nos dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para la salvación.” Si Jesucristo no hubiera resucitado vano sería nuestra fe. Con la resurrección se demuestra que Jesucristo es verdaderamente Dios. Jesús demostró su perfecto amor por nosotros muriendo en la cruz y resucitando de nuevo. (Juan 3, 14-16) Porque él resucitó de entre los muertos sabemos que Dios es la verdad a su voluntad divina para salvar a los pecadores. La resurrección demuestra que Jesús fue nuestro sustituto libre de pecado quien hizo sacrificio por nuestros pecados y Dios nos ha justificado por la fe en Cristo.
Finalmente, la resurrección de Jesucristo nos da una certeza fija y seguridad perfecta de vida eterna (Juan 6, 37-40). Porque Cristo vive, nosotros también viviremos con él por la eternidad. La victoria en la Vida Cristiana está asegurada por que él resucitó de entre los muertos y nos da su poder de resurrección. ¡Feliz Pascua de Resurrección!
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