Arlington Catholic Herald
29 de mayo de 2008
Ya no nos extraña una nueva corriente ideológica, un terremoto, un tsunami, un ateísmo, un nuevo hallazgo arqueológico, el descubrimiento de un nuevo planeta, etc. Estamos viviendo acontecimientos y eventos nunca imaginables. ¿Será que a esto le llamaremos algún día progreso, decadencia o destrucción de la espiritualidad y de la vida social del ser humano?
Hay un fenómeno que está avanzando en muchos países y es el secularismo. Es igual como el calentamiento global que ya no pasa desapercibido. Hay que ponerle urgentemente atención, sino ¿dónde iremos a parar? ¿Será que media humanidad ya no necesita de Dios?
Pues muchas personas e instituciones están organizando el universo sin Dios, estamos experimentando un humanismo exclusivo, un secularismo camuflado y sin rumbo. Las personas dan la impresión que no necesitan de nadie. Ni de un ser superior, ni de la religión, ni de las leyes, ni de nadie.
El Rev. Jorge H. Cadavid dice que "pareciera, hoy en día, que está sobrevalorado el 'yo', puesto que se busca aparecer al máximo y se le da toda la importancia, relativizando los valores y los principios, en pro de que sobresalga siempre el individuo y de que no tenga barreras para expresarse, concibiendo en ello el libre desarrollo de su personalidad y, en muchos casos, hiriendo al otro, a los otros o al bien común, porque lo que importa es el individuo, el particular y no el universal." Desde hace ya varios años la conferencia de Medellín, habló de un "pecado estructural", es decir, ausencia del Reino de Dios en las bases de la sociedad. Esto quiere decir que el evangelio ha penetrado escasamente en la entraña de las familias.
El contraste es muy duro: pueblos masivamente Cristianos, que viven sumergidos en situaciones generalizadas de injusticia, pobreza, hambre, marginación, violencia y muerte. Estas situaciones contradicen la fraternidad, núcleo de la experiencia Cristiana y de la praxis libertadora del Reino. La Iglesia, en el Concilio Vaticano II, afirmó su voluntad de servicio: "Es la persona del hombre la que hay que salvar . Es la sociedad humana la que hay que renovar." (Gaudium et Spes, No.3). El Concilio ofrece al guerrero humano la sincera colaboración de la Iglesia para lograr la fraternidad universal.
Hoy todos quieren ser protagonistas, hacerse sentir y notar construyendo sus propios ídolos y dioses. Es cierto que ese afán en este mundo acelerado por decir "¡Hola! Aquí estoy" está revelando una ansiedad de afecto, carencia de amor, sentimiento de soledad, falta de identidad, exclusión y no pertenencia. Encontramos un hombre y una mujer que sienten vacío su corazón y vana su existencia, pero con sed de infinito y con ansias de eternidad y a la espera de vislumbrar un camino. El secularismo está arrastrando multitudes para llevarlos a un desastre ecológico espiritual y debemos reaccionar, volviendo a Dios y reafirmando la fe a través de la religión. Finalmente, recordemos las palabras de Pierre Teilhard de Chardin: "No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana."
1 comentario:
Creo que el problema es que quienes deben infundir el amor a Dios en los corazones tratan por sus propias cuentas y dejan fuera a Aquel que tiene el poder de transformar vidas, a Jesús.
Ya lo dijo Jesús, "sin mi nada podeis hacer", quieren que la gente se convierta, se acerque a Dios, pero en vez de eso, los hacen tropezar con una bateria de doctrinas y de ideas tergiversadas del evangelio que los salvaria.
Asi, nunca vendrá el Espíritu Santo ni sobre los pastores ni sobre sus ovejas, porque se han abandonado a sus propias ideas y no saben distinguir y separar lo humano de lo divino.
Diganmé, acaso no dijo Jesús que quien crea en él pondria sus manos sobre los enfermos y estos sanarian, que estas son las señales de los que creen, pues hoy nadie lo hace. Esta es la prueba que el Espíritu Santo no está sobre los que se dicen cristianos, para que se siguen engañando !!!
Revisese cada uno y muestre sus obras, habrá alguien que tenga algo que mostrar ? Porque hoy Dios mira y no ve a nadie digno, por eso lloró Juan, no habia nadie digno, solo Cristo.
Son gente de poca fe, sin aspiraciones de ser grandes en espíritu y por lo mismo deshonran a Dios, porque no creen en un Dios todopoderoso, que ama y tiene el poder para realizar lo imposible, confian más en el hombre, y que es el hombre frente a Dios ?
Esta sociedad es el resultado de la poca fe de la iglesia, no es del perdido la culpa, sino del que deberia llevarle las buenas nuevas con poder de Dios.
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