Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Estamos escuchando noticias alarmantes en el mundo de hoy sobre la escasez de alimento, los precios altos y escandalosos de la gasolina, el calentamiento global acelerado etc. Los gurúes de la economía mundial pronostican que vamos a vivir unos años de sequedad y de escasez, que el maíz, la caña de azúcar y otros derivados pueden reemplazar la gasolina. ¿Pero que es más importante, los automóviles o los seres humanos? Por supuesto que los seres humanos y es por eso que hay que actuar ahora.
Estamos empezando a experimentar oleajes de terror, de pánico entre las amas de casa y en los consumidores. “No hay mal que por bien no venga.” Entre más alimentos comiencen a faltar en la dieta de la población mundial, empezarán a crearse nuevas técnicas de alimentación, mas preocupación de los laboratorios de crear nuevas semillas, con resultados nunca vistos, tomates gigantes, brócolis, granos de maíz de gran dimensiones, arroces, plátanos, uvas, huevos, de formas nunca antes visto. Podríamos comenzar a experimentar una nueva revolución científica dentro de los alimentos.
Habría que empezar a darle valor también a las grandes extensiones de tierra que no están siendo aprovechadas. ¿Por qué no sembrar árboles frutales en los parques y avenidas de las grandes ciudades? También está sería una gran oportunidad para llamar la atención a los productores de abonos pues muchos campesinos y agricultores no los pueden pagar por los costos altísimos. Si esto sucediera, nos beneficiaremos todos de una gran variedad de productos agrícolas, combatiendo así de una forma efectiva la escasez de alimentos de primera necesidad.
Debemos empezar a enseñar a las futuras generaciones a planear una nueva cultura agrícola acompañada de una diversidad de cultivos y empresas pecuarias. No olvidemos que cada 20 segundos desaparece un área de bosque del tamaño de un estadio de fútbol. ¡Qué horror! Esto significa que cuando los nietos sean adultos tal vez ya no haya bosque sobre la tierra y solo lo conozcan en fotos o en videos. Tenemos que amar y cuidar este planeta en lugar de convertirlo en un árido desierto, sin aire, sin agua, sin verdor y sin vegetales ni frutas.
Es ahorrar agua, no contaminar el aire y sembrar árboles. Asumamos algún compromiso para que la ecología no se quede en palabras. No es una afición, es un desafío antes de que sea demasiado tarde, como lo ha sido para especies extintas. Así que, amas de casa, claro que sí hay muchos motivos para alarmarse pero si desde ya empezamos a sembrar cebollas, zanahorias, tomates en el patio o en el jardín de nuestras casas estaremos contribuyendo a mejorar la canasta familiar.
1 comentario:
Creo que mas que confiar en el hombre y que el hombre va a solucionar el problema, es tiempo de confiar en Cristo.
Jesus nos dice que habrá una gran angustia sobre el mundo antes de su venida, y parece que nadie puede verlo claramente. Esta pasando en nuestros dias y se pondrá mucho peor, pero los que creemos verdaderamente en Cristo está pronta nuestra liberación.
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