por el Rev. José E. Hoyos
Washington Hispanic
28 de noviembre de 2008
El jueves pasado celebramos el Día de Acción de Gracias, o el bien conocido título en inglés de "Thanksgiving", y en realidad es todo un acontecimiento, en los supermercados, tiendas, restaurantes y sin faltar desde luego el bombardeo publicitario de lo concerniente "al día del pavo" o el día de compartir la cena con la familia.
El año pasado, por esta época, me encontraba predicando en El Salvador, invitado por un grupo de la Renovación Carismática de San Salvador, y para mi gran sorpresa que el día jueves de Acción de Gracias en el hogar donde me hospedaba la familia también había adoptado esta celebración para tener una cena especial en Acción de Gracias a Dios. Por supuesto había pavo, pero al estilo salvadoreño, y sin ofender el estilo de "gringolandia" me gustó más el pavo latino. Sabía mejor porque este pavito fue sacrificado para nuestra cena después de una borrachera con vino, forma de sacrificar este tipo de ave. Todo depende de nuestro gusto y nuestras tradiciones latinoamericanas.
Lo que sí hemos aprendido de este día de Acción de Gracias es que desde el año 1623, después de recolectar la cosecha, el gobernador de la colonia de peregrinos "Plymouth Plantation" en Plymouth, Massachusetts, declaró: "Todos ustedes, peregrinos, con sus esposas e hijos, congréguense en la casa comunals, en la colina...para escuchar y dar gracias a Dios todopoderoso por todas sus bendiciones." El 1º de enero de 1795, el primer presidente, George Washington, escribió su famosa proclamación de acción de gracias, en la cual él dice... "nuestro deber como personas con reverente devoción y agradecimiento, es reconocer nuestras obligaciones al Dios todopoderoso, e implorarle que nos siga prosperando y confirmando las muchas bendiciones que de Él experimentamos."
Muchos años después, el 3 de octubre de 1863, Abraham Lincoln, proclamó por carta del Congreso, un día nacional de Acción de Gracias, "el último jueves de noviembre, como un día de acción de gracias y adoración a nuestro padre benefactor, quien mora en los cielos." En esta proclamación de Acción de Gracias, el 16º presidente dice que es... "anunciado en las Sagradas Escrituras y confirmado a través de la historia, que aquellas naciones que tiene al Señor como su Dios, son bendecidas. Pero nosotros nos hemos olvidado de Dios. Nos hemos olvidado de la mano que nos preserva en paz, nos multiplica, enriquece y fortalece. Vanamente nos hemos imaginado, por medio del engaño de nuestros corazones, que todas éstas bendiciones fueron producidas por alguna sabiduría superior y por nuestra virtuosidad. Me ha parecido, apropiado que Dios sea solemne, reverente y agradecidamente reconocido como en un corazón y una voz, por todos los americanos." Seamos eternamente agradecidos.
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