miércoles, mayo 13, 2009

Tempestades y vientos fuertes en la Iglesia Católica

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
15 de mayo de 2009

Hemos estado siguiendo con mucha curiosidad las noticias sobre todo lo relacionado con nuestro amigo el Padre Alberto Cutié. Tristemente esto ha sucedido en uno de nuestros hermanos sacerdotes bien conocido a nivel latinoamericano. Cuando por primera vez pedí oración por el Padre Alberto, fue con toda honestidad para que el Padre fuera perdonado por Dios y no condenado por los hombres y para que de la misma manera no siga sucediendo entre nosotros los representantes de Cristo en la Iglesia.

El Celibato vuelvo y lo repito es un don de Dios. Es difícil de ser fiel a este gran regalo sacerdotal pero no imposible de cumplirlo. La Iglesia lleva más de 2009 años con sacerdotes castos, algunos no lo han cumplido y se han casado y la Iglesia ha sobrevivido; esto nos demuestra una vez más que la Iglesia como Iglesia es Santa y que a ella vamos,no por el hombre, sino por Cristo.

No olvidemos que las tempestades y los vientos fuertes en la Iglesia Católica forman mejores y maduros feligreses católicos. Estamos viviendo el tiempo de la purificación espiritual. Múltiples son los martillazos y heridas que el escultor con su cincel le produce a una piedra rústica, pero hace de ella una obra de arte. Se marchitan y caen las hojas de los árboles en otoño, mas brotan henchidas de verdor en primavera. Hiere el jardinero a las plantas con su poda, para belleza y fortaleza del gran jardín. Los juicios humanos y morbosos que buscan aplastarte, pueden hacerte surgir victorioso de entre las cenizas de las suposiciones.

Así que queridos(as) hermanos(a) católicos es tiempo de reafirmar nuestra fe con la oración y la penitencia. No olviden: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Cuando Dios cierra una puerta, abre cien ventanas. Cuando un sacerdote rompe sus votos, cien seminaristas hacen la promesa de castidad con amor y mucha felicidad.

Porque por Cristo todo es posible y al mirar la Cruz ella nos hará fuertes ante las tentaciones de la carne y dobles al amor de Cristo y de nuestra esposa la Iglesia. Ánimo hermanos sacerdotes y adelante Iglesia Católica. No olvides lo que es un acontecimiento negativo para unos, es un peldaño de crecimiento espiritual para muchos y de reafirmar más nuestra fe.

2 comentarios:

Rebel Girl dijo...

Un punto historico: el celibato obligatorio no se instituyo firmamente hasta el siglo XII con los dos concilios lateranos. En la iglesia primitiva y en los primeros siglos de la Iglesia Catolica Romana, muchos de los presbiteros eran casados asi como los presbiteros en la iglesia catolica oriental hoy en dia.

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con el Padre Hoyos, cuando dice que el celibato es un don de Dios.
Pero no es un don concedido natural y automaticamente por nacimiento ni herencia genética. El celibato es una disciplina que hay que trabajar y ganarse.
Un no religioso, laico, puede tambien por su cuenta el tratar de permanecer celibe. Si se esta casado, es mucho mas dificíl, pués la decisión afecta al esposo/a tambien. Por ejemplo, el mismo Mahatma Ghandi, casado desde los 13 años y con cuatro hijos, decidio que el celibato era necesario como práctica para su crecimiento espiritual. Aun asi, y siendo como era, un hombre de una voluntad y teson de hierro, falló en varias ocasiones, hasta que al final y después de varias purificaciones y de tomar el voto Brahmacharya, pudo permanecer celibe.

El objetivo del celibato, pienso yo, no es tanto el agradar o desagradar a Dios, es una práctica que se realiza como parte del ejercicio del control y dominio de los sentidos personales.
El hombre/mujer espiritualizados al máximo, han de cultivar el control total sobre sus cuerpos, mentes y emociones y es ahi donde el celibato juega un papel estelar, por su gran dificultad, ya que dominarlo correctamente implica total control sobre el cuerpo, emociones y pensamientos.
El sacerdote católico aspira al máximo a servir a Dios y a sus hermanos/as (haciendo lo uno se hace lo otro a la vez) , para lo que necesita una gran dosis de auto control y disciplina y voluntad. Pero los tiempos han cambiado y hoy en dia las formas sociales, estilos de vida y de vestir, hacén quizas mas dificíl para quien aspira al celibato, el evitar el pensamiento de tentacion, a través del sentido de la vista y del oido.
Para ejemplarizar lo que quiero decir (sin ánimo de discriminar),solo comentare de que si en alguna ocasion me toca servir de ujier en la iglesia, creo que voy a tener problemas, pues no voy a dejar entrar a Sras. o Srtas. vestidas con los atuendos (o falta de ellos) que en ocasiones las he visto llegar a la misa. Algunos caballeros tampoco, no ya por destape, si no mas bien por desaliño.
Pero no quiero insinuar con lo dicho, que el sacerdote es un hombre tan débil, que se va a dejar tentar por la primera minifalda que aparezca, no, puesto que pienso que en la mayoria de las ocasiones los sacerdotes que “sucumben” (por usar una palabra dramática) a la tentación, como es el caso del Padre Alberto, debe de ser no tanto por debilidad de la carne, si no mas bien por las mismas causas que llevan a la mayoria de los hombres a establecer relaciones estables con una mujer: afinidad, deseo de compañia y afecto intimo emocional.
En este aspecto quizas los monjes lo tienen mas fácil, pues su interaccion social y mundana, suele ser mas reducida que la del sacerdote parroquial,

En otras religiones tambien se practica y exige el celibato como disciplina. Por ejemplo en las tres ramas del budismo, se requiere celibacia para el monje y la monja y las disciplinas son aún mas exigentes que en el catolicismo. El rishi indu, tambien es célibe.
Lo que quiero decir, es que pienso que el celibato y el permanecer sin contraer matrimonio, son estados a los que un aspirante a sacerdote o sacerdote/monja debe de someterse por regla y aspiración personal de autocontrol , pero la pregunta aquí seria: ¿Estan todos preparados para poder conllevar esta forma de vida durante decadas de ministerio?
Y los que no…¿Cuales son las consecuencias para el sacerdote, iglesia y comunidad, cuando durante el ministerio, no se sea capaz ya de mantener estos votos?
Estas preguntas y otras, deberian de debatirse y resolverse de una manera racional dentro de la iglesia, antes de que, los medios de comunicación, los detractores y criticos sigan hacienda de las suyas.
La major defensa, es una buena preparación.