Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Tiene que existir un porcentaje de personas en este mundo que viven insatisfechas, inconformes, infelices, aburridas, con ellas mismas y lamentándose por todo y a toda hora. Personas que a todo momento se justifican con excusas de lo que no han podido hacer. Personas que si miran atrás se llenarían de horror y pesar por la cantidad de oportunidades que dejaron escapar. Seria difícil calcular la cantidad de empleos que hemos perdido, la cantidad de negocios en los que fracasamos, la cantidad de promociones que no recibimos.
¿Cuanta gente hay que tienen un empleo y lo odia? ¿Que tienen un matrimonio que aunque lo aguanta es infeliz? ¿Cuantos padres con hijos que no valoran? ¿Cuanta comida en las neveras y en las mesas que se desperdicia? ¿Cuantas palabras que en los chismes y en los comentarios se las lleva el viento? Pero hay algo que usted deber saber: usted está llamado a ser excelente en cada área de su vida. No invente pretextos o excusas acerca de porque no lo ha sido, sino examine cada manera posible para comenzar a tener éxito en cada área de su vida.
El libro a los Gálatas 6, 7 nos dice: “Todo lo que el hombre sembrase, eso también segara”. Evite la tentación de sufrir por pensar en lo que pudo haber hecho o en lo que no debió haber hecho. En vez de esto, esfuércese por corregir lo que pasó, con todo lo que este dentro de sus posibilidades. No permita que el remordimiento del pasado le robe las esperanzas del mañana. Si usted es capaz de soltar sus errores o fracasos del pasado, Dios puede hacer milagros y maravillas en su mañana.
Rompa con esa tendencia de poner signos de interrogación donde Dios ya ha puesto el punto y la coma. Él siempre hace lo que es mejor para nosotros, aunque a veces no lo entendamos en el momento. Él, le garantizo, quiere bendecirle en cada área de su vida. Si usted se lo permite. Las Sagradas Escrituras dicen: “Me buscareis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón, me dejaré hallar de vosotros,” declara el Señor “y restauraré vuestro Corazón”. Si usted por casualidad observa un grupo de jóvenes orando, allí ya Dios puso el punto y coma con la fuerza del Espíritu Santo.
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