Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
3 de julio de 2009
Si hemos estado esperando con ansiedad, paciencia y humildad una reforma migratoria justa y con toque moral por tantos años hoy más que nunca no podemos dar nuestro brazo a torcer. Todo lo contrario nuestra lucha ahora es que empieza. Hay que organizarnos mejor, utilizar el Internet para mandar mensajes a los congresistas y senadores de una forma amigable y educada. Busquemos organizaciones amigas que redacten mensajes positivos en inglés para demostrar que somos buenos ciudadanos, que queremos colaborar y amamos los Estados Unidos. Que las redadas y deportaciones son actos barbáricos que están destruyendo la unidad familiar. Que con la legalización de más de 12 millones de inmigrantes las contribuciones de las penalidades será un aporte positivo para contrarrestar la crisis económica.
El Presidente Barack Obama prometió en su campaña que trabajaría por una reforma migratoria justa. El viernes pasado nos lo volvió a repetir con mucha seguridad y confianza de que por fin se dará respuesta a esta petición manoseada, pisoteada y humillada por grupos partidistas y fanáticos estadounidense. Ahora si se puede hablar de la reforma, hay que disfrutar de la esperanza que nos brinda Obama.
Pero pase lo que pase, demore lo que demore debemos empezar a prepararnos. No cometamos faltas contra la ley, no manejemos sin licencia ni embriagados, evitemos las disputas familiares, paguemos impuestos, aprendamos algo de inglés y leamos sobre la historia de los Estados Unidos. Personalmente tengo mucha fe y esperanza que nuestro Presidente no nos va a fallar; como Iglesia seguiremos trabajando fuerte para apoyar todas las organizaciones por inmigrantes hasta conseguir la legalización de todos. No olvidemos, participemos con más entusiasmo en las actividades de los inmigrantes y de corazón preparémonos. Viene algo grande y recuerde: camarón que se duerme se lo lleva la corriente, ni un paso atrás siempre adelante.
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