Por el Rev. José Eugenio Hoyos
¡Aja!, queridos amigos entonces: ¿Cuántos Reyes Magos eran? ¿Tres o cuatro? Bíblicamente para que no entremos en controversia y discusiones sin sentido y tercamente según mi opinión solo eran tres: Melchor, Gaspar y Baltazar. Pues al entregar tres regalos nos están diciendo claramente que no vinieron más. Un ejemplo bíblico de ello lo encontramos en Mateo 2, 1-2: “Nacido, pues Jesús en Belén de Judá en los días del Rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde esta el Rey de los Judíos que acaba de nacer?” Y encontramos en Mateo 2, 11: “y al entrar en la casas, vieron al niño con su Madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: incienso y mirra”.
Según una teoría elaborada por el astrónomo Mark Kidger del Centro Europeo de Astronomía espacial el cuarto Rey Mago será Arbatan. Que según un antiguo relato navideño, no llegó al ver al niño Jesús porque se desoriento cuando iba solo a la ciudad de Belén. Según el relato navideño escrito a finales del siglo XIX por el estadounidense Henry Van Dyke cuenta que Arbatan habría dedicado 30 años de su vida a buscar al Mesías para darle tres preciosas joyas: un safiro, un rubí y una perla, que no pudo ofrecerle el día de su nacimiento.
Pero para el mundo moderno se dice que el cuarto Rey Mago, no sería Arbatan sino Barack Obama, antes se esperaba como profeta y en este tiempo como el cuarto Rey mago. Pero parece que llegó tarde o no ha empezado a destapar los regalos, pues llegó tratando de revivir una economía moribunda, un sistema médico en muletas y en silla de ruedas, una reforma migratoria con las alas rotas, con familias divididas por las redadas, familias enteras en todo el territorio estadounidense sin trabajo y perdiendo sus casas.
Definitivamente a la varita mágica del mago Obama parece que se le agotó la magia pues la economía no quiere levantar. Los almacenes, negocios y restaurantes se cierran, se empieza a percibir a la nación más poderosa del mundo como un país con hambre y desesperado. Este año hay menos personas en los centros comerciales pero más personas en los refugios y comedores populares. Una vez más en estas navidades no pongamos la confianza en el hombre sino en Dios que es el que nos da en abundancia si creemos solo en Él.
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