Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
14 de enero de 2010
Nuestra comunidad hispana se une en oración, plegarias, horas santas, misas de sanación y en el ofrecimiento de la Santa Eucaristía por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Esta semana a nivel nacional tenemos una obligación todos los cristianos a para promover las vocaciones.
En nuestras familias hispanas es una tradición ofrecer el Santo Rosario para que un hijo o una hija tomen seriamente el llamado a la vocación del sacerdocio o a la vida consagrada. El Papa Benedicto XVI nos recuerda el llamado del Señor: “Rogad al dueño de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9, 38); y nos dice que “la oración por las vocaciones ha de ser interrumpida y confiada”.
Precisamente, en Jesús, vivo y presente en la Santa Eucaristía se nos da el modelo eximio del “dialogo vocacional” entre la libre iniciativa del Padre y la respuesta confiada del Hijo de Dios, a impulso del Espíritu Santo. No podemos olvidar en el “si” total y generoso de la Santísima Virgen, una “emblemática respuesta, llena de confianza en la iniciativa de Dios”.
Cada padre de familia debe ser conciente y responsable de llevar a cada hogar el regalo y el conocimiento de lo que es la vocación. Es importante que desde muy temprana edad preparemos a nuestros hijos para que sean buenos ciudadanos y grandes profesionales. Todos quisiéramos que fueran médicos, abogados, ingenieros, etc., pero a esa lista queridos padres de familia, hay que ponerles como prioridad el sacerdocio o la vida consagrada. El sacerdocio por ejemplo, hay que crear una nueva cultura de que es una de las profesiones más sublimes y completas en la actualidad.
¿Alguna vez le has preguntado a tu hijo(a) si tiene vocación religiosa? Preguntémonos: ¿para que estamos llamados en este mundo? Trabajemos en equipo para que en cada hogar, cada parroquia promovamos diariamente las vocaciones. En cada vocación se siente la presencia de Dios. Seamos con nuestro apoyo y oración artífices y constructores del reino de los cielos. El mundo necesita hoy en día que tu hijo confiese los pecados, bautice niños, que les de la Primera Comunión, luego los case y al final los despida cristianamente el día del funeral.
¿Se imagina usted si no hubiera sacerdotes? Pues la responsabilidad es de TODOS. Si sabe de alguien que tenga vocación llame al Padre Brian Bashista al 703-841-2514 o escríbele a b.bashista@arlingtondiocese.org ser sacerdote si vale la pena. ¡Animo!
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