Cuando los organizadores del congreso anual de la Renovación Carismática Católica de Montreal, Canadá me invitaron para que fuera a predicar, me llene de mucha alegría y gozo pues era la primera vez que estaría en tan famosa ciudad canadiense. Donde solo tenia conocimiento de ser una gran ciudad cosmopolita sede de los juegos Olímpicos de 1976.
Y para mi gran sorpresa encontré una comunidad hispana bien comprometida con la fe y con la fuerza del Espíritu Santo. En este congreso titulado “ustedes son un pueblo escogido, una nación consagrada”, los diversos grupos de oración de Montreal se hicieron presente en gran numero en esta ocasión por muchos motivos: para acercarse mas a Dios, con su presencia al evento testificar que Cristo ha resucitado y que el tiempo de Pascua se siente, recibir sanación y de dar testimonio de los milagros recibidos, pero había también una gran expectativa de celebrar este fin de semana la Fiesta de la Divina Misericordia.
Para mi fue un gran privilegio compartir con estos hermanos de Canadá y en compañía del predicador laico juvenil el Hno. David Bisono; nos dimos cuenta que el ardor, el fuego y las sanaciones de Cristo Jesús se dan en todas partes donde invoquemos su nombre en la intensidad de la oración y de la alabanza.
En este evento encontramos una gran organización, gran compromiso de los servidores y una comunidad presente de un entusiasmo contagiante y un derramamiento de los dones del Espíritu Santo. Se vivía un nuevo Pentecostés. El llamado Divino exige que pasemos mucho tiempo en oración, que apoyemos estos eventos, congresos y retiros pues se convierten en verdaderos refuerzos espirituales cuando tenemos debilidades en el alma. Los discípulos señalaron esto cuando dijeron: “y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra” (Hechos 6:4).
Jesús dijo: “y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo; para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). San Pablo escribió que “el reino de dios no consiste en palabras, sino en poder” (1 Corintios 4-20).
Centenares de hermanos(as) que vinieron a este congreso derrotados se fueron a sus hogares victoriosos y dando testimonio al recibir sanación de sus dolencias y enfermedades. Porque el Señor estuvo sanando a los que quitaron los candados duros de corazones enfermos. Y seguimos recibiendo testimonios de sanación para la gloria de Dios.
1 comentario:
Buenos días padre, hoy finalmente me dedique a buscar su blog, y conseguí grandes maravillas, soy una venezolana que estuvo con usted en el congreso de Montreal. Gracias por los comentarios de nuestro movimiento en esta ciudad. Le informo que la semana siguiente a su prédica fue el seminario en el espíritu y fue todo un éxito. Quiero aceptar su invitación a usar los medios de comunicación en función de llevar la buena nueva al mundo.El Señor necesita un pueblo comprometido y activo.
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