Con los corazones encendidos este fin de semana los católicos en todas partes del mundo nos unimos en todas las Santas Eucaristías a celebrar la festividad de la Divina Misericordia y a las tres de la tarde rezaremos la coronilla ofrecida por los sacerdotes en honor del año sacerdotal. Por los ataques a la Iglesia y al Papa por los escándalos de abuso sexual a menores. Luego, desde ese momento, se empezará una gran novena y cadena de oración internacional por las víctimas y victimarios para que reciban paz, perdón, reconciliación y sobre todo sanación en sus vidas.
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Santa Faustina pertenecía a la congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, conocidas como las “hermanas Magdalenas” que se dedican a la educación de jóvenes de bajos recursos. Vemos como el Señor empieza a poner las piezas de su “rompecabezas de gracia”, en un orden perfecto. El revela su misericordia a una religiosa de la comunidad dedicada a su misericordia. Santa Faustina estuvo dentro de su vida religiosa, realizando trabajos muy sencillos y desapercibidos, tales como la cocina, el jardín, la limpieza del convento o atendiendo la puerta. Precisamente es a esta hermana menos notoria a la que el Señor escoge para dar al mundo entero el gran mensaje de su misericordia que a tantas almas ha tocado y transformado al propagarse por el mundo entero en momentos tan críticos para la humanidad.
El Señor manifiesta su corazón y el agua y la sangre que de Él brotaron como manantial de reconciliación para todos los hombres. Esta revelación es una continuación de la misericordia divina que Jesús nos ofrece en la cruz y que se reveló también a Santa Margarita María. En su Divina Misericordia la Virgen María o la Virgen del Globo acompaña también a Jesús en sus rayos de misericordia llenos de poder a todos los hombres y mujeres de fe.
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