Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
1 de abril de 2010
“Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (1 Corintios 15-14).
Si no hubiera existido la resurrección Jesús hubiera sido un profeta mas, un predicador, un sanador más, un hombre extraordinario más, un mártir más, un revolucionario más pero en Él se cumple la promesa de la vida eterna de que resucitaremos a una mejor vida en Dios y con Dios con este gran acontecimiento se le da sentido a todos los otros tiempos y a toda la acción y la vida de la Iglesia. Con la resurrección de Cristo, todo tiene sentido de plenitud.
Los católicos debemos darle un puesto importante a la resurrección y a la pascua, la pascua no es para regalar huevos de colores o promover los conejitos de chocolate. Es un tiempo primeramente para conmemorar la muerte y resurrección de Jesús. Más allá de la doctrina está el conocimiento de la verdad de que Jesús murió para pagar el castigo de muerte que nosotros merecemos por nuestros pecados. Fue crucificado y resucitó con un cuerpo glorificado, obteniendo la victoria sobre la muerte y la tumba. Cuando ponemos nuestra fe en El al creer por fe en Cristo solamente, tenemos la promesa de que un día tendremos un cuerpo como el de Cristo Jesús y reinaremos con Él en el cielo.
San Pablo nos recuerda: “ya ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo …tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra”(Col. 3-1,2). Es a través de la resurrección que nos damos cuenta de que seguir a Cristo y ser de Cristo vale la pena. Desde la Vigilia Pascual se escucha en todo el mundo la gran noticia: ¡Cristo ha resucitado!
Filipenses 3:20-21 afirma: “mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya”. 2da de Timoteo 2:11-12 dice: Palabra fiel es esta: si hemos muerto con Él, también viviremos con Él si sufrimos, también reinaremos con Él”. Esto le da esperanza al cristiano durante la pascua y todo el año.
Después de vivir un Viernes Santo y un Sábado de Gloria con gran alegría gritamos con jubilo Aleluya Aleluya ¡Jesús ha resucitado! Resucitemos también con el, que ojala no se quede como un sentimiento pasajero sino de alegría constante de saber que Cristo esta vivo, resucitado y ha vencido la muerte para siempre.
Verdaderamente es el hijo de Dios pues ha resucitado que alegre afirmación de Fe; pero después de esta semana santa preguntémonos: ¿Cristo ha resucitado en mi vida? O ¿continúo con una fe muerta?
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