viernes, mayo 20, 2011

Carismáticos en Virginia con la “Armadura de Dios”

Por el Rev. José Eugenio Hoyos



Tres días en este pasado fin de semana han tenido un toque de profundidad espiritual con el gran retiro Eucarístico dirigido por el Padre Martin Avalos y el Ministerio Dei Verbum desde El Salvador. En esta oportunidad el predicar invitado: Padre Avalos, nos catequizo con las enseñanzas tituladas: “Con La Armadura de Dios”. Temas bien necesitados y escuchados por los cientos de asistentes que se dieron cita al retiro anual organizado por la Renovación Católica Carismática de la Diócesis de Arlington en Virginia.


El Padre Avalos comenzaba su sabia enseñanza diciendo: “El día de nuestro bautismo, se nos entregaron dos regalos simbólicos: Una vestidura blanca y una candela encendida. La vestidura blanca simboliza la gracia de Dios. El estado de salvación. El cirio encendido es la luz del Espíritu Santo, que se nos regala para que nos alumbremos en el peregrinaje de nuestra vida”.
San Pablo, en su carta a los Efesios, nos pone alerta contra el poder de las fuerzas malignas. San Pablo no nos invita al temor, sino a defendernos estratégicamente. San Pablo se imagina a un soldado romano con su respectiva armadura. Le da un significado espiritual a cada una de las seis piezas de la armadura de soldado romano y nos invita a ponernos la armadura de Dios (Efesios 6, 11-18).


La Armadura de Dios no es algo que nos ponemos antes de pelear contra el enemigo; La Armadura de Dios es una opción de vida, que caracteriza a quienes hemos tenido ese encuentro personal con Jesucristo y decidimos adherirnos voluntariamente era la apersona de Jesús. Con sus exigencias, haciéndonos dependientes de Dios y no de nosotros para el diario vivir. Por eso la palabra del Señor dice: “El diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar” vistámonos entonces de la Armadura de Dios”.

Y eso es lo que hicimos miles de Católicos Carismáticos este fin de semana en este retiro tan lleno de bendición y sanación, ahora con orgullo podemos decir que nos sentimos como valientes soldados para defendernos de la enfermedad y del enemigo siempre “Bendecidos, Encendidos y en Victoria”. Sin miedo con la Armadura de Cristo.

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