miércoles, mayo 18, 2011

Ladrillos con cemento en la construcción del amor.




Nuestra vida siempre está en continua evolución cambio y transformación y para que nuestro diario vivir no sea tan monótono Dios nos ha entregado el ingrediente más pegajoso de construcción como es la amistad y el amor.
Hoy más que nunca los seres humanos tienen derecho a encontrar la verdadera felicidad y una de las formas de establecer esos vínculos de conocimiento y crecimiento humano es a través de la amistad. Estoy súper convencido que para que esos sentimientos florezcan primero debe existir una química especial entre las personas que les ayuden a descubrirse, quererse, protegerse y luego amarse incondicionalmente.
La verdadera amistad es como planear la construcción de un edificio o construir la casa de los sueños hay que darle buenas bases y después pegar ladrillo tras ladrillo con buen cemento para que la construcción sea firme y duradera.
Los ladrillos son las personas y el cemento son los detalles. Aunque no creamos los detalles son importantes en la vida, en la amistad y en el amor. Hay muchas personas que se pasan el tiempo esperando una oportunidad para demostrar de forma heroica su amor por alguien. Piensan que no es importante ser detallista, dar un abrazo, escribir una nota, regalar una caja de chocolates o una palabra amable pues pensamos que con tener ese querido a nuestro lado es suficiente.
Se piensa a veces que la felicidad es como sacarse la lotería, un suceso majestuoso que de la noche a la mañana cambiara una vida miserable por una llena de dicha. Esto es falso, en verdad la felicidad se afianza en pequeñeces, en detalles que sazonan día a día nuestra existencia.
En los momentos de mayor dicha o de mayor dolor se convierten en el cemento que une los ladrillos de esa construcción que llamamos relación.
En las relaciones no hay cosas pequeñas, únicamente existen las que se hicieron y las que se quedaron en buenas intenciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy constructivo