miércoles, diciembre 14, 2011

Siendo pobre nos dio riqueza de la felicidad


Por el Rev. José Eugenio Hoyos



En unos cuantos días seremos testigos de nuevo del nacimiento de Cristo Jesús el Mesías. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquél que en El crea no se pierda sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).

No podemos olvidar que las Sagradas Escrituras nos narran que cuando San Jose y la Virgen Maria llegaron a Belén buscaron un lugar para alojarse, pero llegaron demasiado tarde y todo estaba completo. Lo único que hallaron fue un frio establo, un 24 de diciembre donde pudo nacer Jesús.

Al caer la noche, en el cielo nació también una estrella que iluminaba más que las demás y se situó encima del lugar donde estaba el niño. Cristo nació pobre pero nos trajo la riqueza más codiciada por toda la humanidad como es la salvación, la alegría, la paz y la prosperidad. El niño Dios cuando vuelve a nacer cada año con más fuerza nos trae la alegría llena de mucho amor y grandes esperanzas.

El Padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo, con el firme propósito de que este viera lo pobre que eran las personas del lugar, y para ayudarle a comprender el valor de las cosas y lo afortunado que eran ellos al tener tantas riquezas. Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en la granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje, y de regreso a casa, el padre pregunto a su hijo: ¿Qué te pareció el viaje? Muy bonito papá! ¿Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente del campo? – si!! ¿y que aprendiste? Vi que nosotros tenemos un perro muy lindo en casa, pero ellos tienen 6; nosotros tenemos una piscina de 25 metros, y ellos tienen un riachuelo que no tienen fin; nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, y ellos tienen las estrellas; nuestro patio llega hasta el borde de la casa, y el de ellos tienen todo un horizonte. Nosotros sacamos la leche del refrigerador, y ellos de la vaca, y es más rica. Especialmente, papá convivir en familia, y... hasta oran juntos al atardecer. Tú y mi mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo y cuando al fin del día estamos todos en casa, cada uno se encierra solo en su cuarto a ver la tele o en el computador.

Al terminar el relato, el padre se quedó mudo...y su hijo agrego: ¡Gracias papá, por enseñarme lo pobre que somos y lo rico que podríamos llegar a ser. Dios nos da cada día lo que en realidad necesitamos por eso nos regaló a su hijo para enriquecer nuestras vida y llenarnos de felicidad.

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